A la espera de la resolución de la justicia sanjuanina, el colombiano Juan Pablo Suárez recibió la visita de su perra Fiorella en el Penal de Chimbas. Ella viajaba con él cuando en su paso por nuestra provincia quedó detenido en una causa por robo.
"La perra está bien, come bien y juega mucho con los perros de la Sala de Emergencias, donde está alojada hasta que sea necesario. Fue muy emotivo el reencuentro y tras esa visita, volveríamos este viernes. Todo depende de si la castramos, algo que autorizó Juan Pablo", señaló Emilia Merino, referente de la Sala, a Diario La Provincia.
"Él está aguardando la resolución del juez sobre su pedido de excarcelación, que ya presentó el defensor oficial y podría tener novedades la semana próxima", destacó.
El caso
En plena peatonal y ante un descuido del personal policial que custodiaba la zona, este domingo en la noche un hecho delictivo se registró en el local El Gaucho, de venta de indumentaria y accesorios de campo. El robo se dio en el local ubicado sobre peatonal Rivadavia entre calle Tucumán y General Acha tras romper la vidriera con una piedra.
Según informó el comisario Ariel Castro, de la Seccional Primera, el autor del hecho robó elementos exhibidos como una carpa, dos mochilas, un sillón plegable de campo, una linterna, un candil y otros utensilios.
El detenido fue identificado como Juan Pablo Suarez, de 28 años de edad, oriundo de Colombia. El hombre estaba en San Juan desde hace unos días y hoy iba a viajar a Mendoza. Anda con un perro y una bicicleta atada a un carro ornamentada con la bandera de su país, lo que en varias ocasiones llamó la atención de los peatones del microcentro.
Al hombre lo detuvieron en calle General Paz y Patricias Sanjuaninas y se logró recuperar todos los elementos que habían sido robados. La causa cayó en manos del juez Guillermo Adárvez, del Tercer Juzgado de Instrucción que ahora determinará en qué situación está el detenido y podrá ser deportado.
Sobre Fiorella
"Juan Pablo tenía todos los papeles de la perra, que está en perfecto estado de salud. Más allá de que le dolió en el alma, nos permitió cuidarla. Nos dijo que era "su hija" y que por favor, la cuidáramos. Él la rescató en Perú cuando tenía un mes de vida. Nos dio dos mantitas de polar y un platito para que Fiorella use. Llegó tímida a la Sala, ya que pasó de estar sola con su dueño, a encontrarse con muchos amiguitos perrunos. Ahora ya se adaptó, tomó confianza y es una más del grupo. Juega, corre y salta con todos. Es una perra muy buena, dócil y sociable", detalló Emilia.