Si alguien sabe de finales de campeonatos es Rodrigo Ochoa. Con fortaleza, garra y fe llegó a dos definiciones complicadas con la leucemia, un rival que no se la hizo fácil, y ganó. Superó los partidos más difíciles de su vida, con tan solo 9 años de edad, y se consagró un verdadero campeón. Vestido con los colores de River ahora sueña con que los médicos le permitan volver a la cancha deportiva.
En casa, tiene el Superclásico con su hermana melliza Lourdes, que siguió la tradición familiar de hinchas de Boca, (algo que él resignó por amor a sus tíos) y este sábado, quiere que su equipo sea el gran campeón de la Libertadores por 2 a 1.
"Él iba a la escuelita de fútbol de Peñarol hasta que le diagnosticaron leucemia, a sus 5 años. Empezó con el tratamiento por la enfermedad, incluso quimioterapia y no pudo retomar. En enero tuvo una recaída y volvió a pasar por quimio hasta agosto, con menos sesiones y que pudo pasarlo mejor que la primera vez. Tuvimos un momento de nerviosismo cuando no conseguíamos 6 ampollas de medicación que le indicaron y que valían $120.000. Pedimos ayuda por la redes y los medios; hasta que gracias a Dios, el banco de drogas de la provincia las proveyó. Los momentos críticos quedaron atrás y él quiere jugar pero debemos cuidarlo de los golpes. Tal vez más adelante pueda cumplir su sueño de volver", destacó su papá Cristian Ochoa a Diario La Provincia.
Rodrigo es fanático de Pity Martínez y ahora le restan dos años de tratamiento para evitar que la enfermedad vuelva. Su gran espíritu luchador lo convirtió en el crack de su familia ya que logró sobreponerse de tal forma a la leucemia que lo alejó de la posibilidad de recibir un trasplante.
"Soportó muy bien las quimioterapias, era muy fuerte. Le agradecemos a Dios que salió más rápido de la enfermedad que la primera vez. Ahora estuvimos más preparados como familia y lo acompañamos mejor también. Pensamos que iba a perder la escuela pero no fue así. Pudo volver e incluso hacer la promesa a la Bandera con sus compañeros. Como se le había caído el pelo, su mamá le hizo un gorrito con los colores de Argentina y así estuvo presente en ese emotivo acto", agregó el orgulloso papá.
"Ahora va a control dos veces por mes y le pide a su mamá que le pregunte a los médicos si puede volver a jugar; si ya le dan el alta. Es amante del fútbol y lo heredó de mí y también de sus tíos que, aunque lo hicieron del equipo contrario, son tan fanáticos como yo", señaló Cristian que, junto a Lourdes, aman a Boca pero en la cancha de la vida dejan de lado los colores, para admirar al jugador "Millonario" más luchador de la familia.