228 aniversario

Morteros y petroglifos atesoran, escondidos en la vegetación, parte de la historia de Valle Fértil

Morteros cubiertos con yuyos, piedras con inscripciones de los pueblos originarias entre los pastizales. Eso forma parte de la historia de Valle Fértil que muchas veces pasa desapercibido ante la mirada del turista.
lunes, 4 de abril de 2016 00:00
lunes, 4 de abril de 2016 00:00
Morteros cubiertos con yuyos, piedras con inscripciones de los pueblos originarias entre los pastizales. Eso forma parte de la historia de Valle Fértil que muchas veces pasa desapercibido delante de la mirada del turista pero que encierra una gran riqueza cultural.
 
Hasta el siglo XVI el territorio cuyano estuvo poblado por comunidades indígenas, entre las que se encontraban los Yacampis, grupos diaguita de La Rioja, que dejaron su testimonios petroglifos y morteros tallados en piedra. La profesora e historiadora, Nilda Corzo destacó que parte del pasado del departamento, que fue reflejo de esa vida humana, esté cubierta por la naturaleza sin ser señalizada. 

"Se encuentran en el valle lugares que pasan desapercibidos ante la mirada del hombre. Si bien hay puntos que están protegidos hay otros que no lo están e incluso ni siquiera están señalizados", señaló a Diario La Provincia la historiadora vallista. 
 
 

 
Estos tesoros del pasado se encuentran, según informó Corzo, a la orilla del río que atraviesa Valle Fértil, al terminar la calle San Luis. "Hay muchos morteros llenos de yuyos y hay una piedra pintada que no se ha descubierto, que se ve desde la base de La Loma y es imposible ser observada desde cerca", agregó la profesora quien aclaró que hay otra piedra pintada que está al lado de La Loma, que se puede fotografiar y es accesible. Además hay 12 morteros en la base de este lugar que están "olvidados".

"Todo es legado histórico. Es importante que se le de valor porque es reflejo de nuestro pasado", agregó Corzo quien subrayó que camino a La Majadita, a la Sierra hay más material histórico "pero no son conocidos".

Todo este "tesoro del pasado" quedó más al descubierto tras la última gran inundación que azotó al departamento allá por febrero del 2014. "Se abrió una vertiente a dos kilómetros de la entrada del Valle y se descubrió que en una de las piedras hubo un mortero. Por las sequí no se ve la vida que allí se esconde. Está enajenado eso porque es privado", finalizó.

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