Alegría

Los abuelos de Camila Brusotti hablaron sobre el milagro: "Brochero vino a nuestro encuentro"

Los padres de Alejandra Ríos, procesada por la golpiza que dejó a su hija al borde de la muerte, contaron a un medio nacional cómo se gestó su acercamiento al Cura Gaucho que será canonizado.
martes, 26 de enero de 2016 11:36
martes, 26 de enero de 2016 11:36

Los abuelos maternos de Camila Brusotti tienen el corazón partido en dos: por una parte, celebran la vida de su nieta y la canonización de Cura Brochero, confirmada recientemente por el aval de Papa Francisco de que la niña se salvó de la muerte por su intercesión. Y por otro, les duele tener a su hija y mamá de la nena, Alejandra Ríos detenida y procesada por la golpiza a la menor que conmocionó a la sociedad sanjuanina.

En el umbral de la canonización de Brochero, decidieron contar a diario La Nación sobre cómo se gestó el pedido a Brochero en medio de los peores pronósticos para Camila. 

 
"Éste es el milagro que llevará a Brochero a la canonización", repetía en diciembre de 2013 a su esposa Raúl Ríos, abuelo materno de Camila.

En tanto, Javier Brusotti, papá de la nena, agregó: "yo siempre he creído, pero me cuesta explicar qué es un milagro. Es algo muy fuerte. Cuando me dijeron que Camila estaba mal, que tenía 72 horas de vida o quedaría vegetativa, en un primer momento le pedí a Dios. Después empecé a rezar a todas las vírgenes y santos de las estampitas que me daban. Ahora se comprobó que se curó por intermediación de Brochero, a quien también recé. Bienvenido sea. Estoy muy agradecido y me siento en deuda porque yo pedí por la vida de Camila y ella está acá, viva", cuenta. Él creía que alucinaba cuando, en coma, Camila movía una piernita al momento en que él le hacía escuchar alguna canción de Violetta o le apretaba la mano para responder que lo escuchaba.

Cuando su madre llegó al Centro Integral de la Mujer y el Niño (Cimyn) con Camila en brazos, el 25 de octubre de 2013, dijo que mientras estaba con su pareja la niña se había caído de un caballo. La coartada cayó poco después de que los médicos examinaran a Camila y ambos adultos quedaron detenidos. "Le faltaba todo el parietal derecho. Impresionaba verla porque se veía cómo latía el cerebro debajo del cuero cabelludo", recuerda Brusotti.

En medio de esa situación desesperante, una amiga de los abuelos maternos de la niña, Ninfa Jufré, notó la similitud entre el caso de Camila y el de Nicolás Flores, el niño cordobés que a los once meses perdió masa encefálica por un accidente automovilístico y su recuperación fue reconocida por la Iglesia como un milagro obtenido por intercesión de Brochero. Por eso, el sacerdote fue declarado beato en 2013.
 
Y Jufré llevó a casa de los Ríos un cuadro con la imagen del cura que le habían dado para "personas enfermas o que lo necesitaran". Entregó el cuadro con un cuaderno en el que los devotos anotaban sus intenciones y las gracias que iban recibiendo, un libro con la historia de Brochero y la oración para quienes quisieran rezarle una novena. Raúl y su esposa, Marina, quedaron impactados. "Nosotros no lo buscamos. Brochero vino a nuestro encuentro", recordó ella.

"Una vez vi a Camila cuando la llevaban a hacerle una tomografía, le hablé y me di cuenta de que no respondía, no veía, no escuchaba, no hablaba. Hacía 15 días que estaba en terapia intensiva. Y me desesperé. Comencé a levantarme a la madrugada, cerraba las puertas, me quedaba solo con el cuadro de Brochero y le rezaba. Puse a Camila en sus manos y, créame, créame (repite Ríos con voz entrecortada y los ojos llenos de lágrimas), me imaginé esas manos duras y ásperas por el trabajo y el manejo de las riendas. Le pedí que él ponga a Camila en manos de la Purísima, como llamaba a la Virgen. Este viejo pelado que soy rezó dos veces seguidas la novena que venía en ese libro; dieciocho días en total. Y coincidió que terminando la segunda novena a Camila la sacaron de la terapia intensiva y pasó a intermedia".

Rápidamente la niña recuperó los sentidos y es dada de alta en diciembre. En enero vuelve a caminar y en marzo la someten a una cirugía para ponerle una placa reabsorbible en la cabeza.

Ríos, que está jubilado como empleado bancario y docente, no dudó en responsabilizar al cura gaucho de la recuperación de su nieta. Por eso un día propuso a Marina, su mujer, escribir al correo electrónico que figura en una estampita de Brochero, en el que contaban lo que era un milagro obtenido por intercesión del cura. Lo enviaron el 16 de marzo de 2014. "Algún día lo leerán y quizás nos respondan algo", se dijeron. Pero al día siguiente los llamaron desde el obispado de Cruz del Eje para interesarse por lo sucedido. Lo que siguió fue el proceso en el Vaticano para comprobar el milagro, con el impulso del obispo cordobés Santiago Olivera.

"La canonización de Brochero para nosotros es una alegría que vivimos en medio de una situación muy dolorosa. Nuestra hija esta detenida, procesada y aún no se hizo el juicio", dijo Marina. "Se ha dicho de todo. Y nos hemos mantenido en silencio. Para nosotros son sentimientos encontrados porque Brochero es santo, la alegría para el mundo, alegría para los cordobeses, pero hizo falta una situación difícil, complicada como la que se vivió", agrega.

Camila recuerda la conmoción del neurocirujano que la trató durante su internación y la vio llegar caminando a la consulta, en febrero de 2014. "Cuando me vio el doctor se puso a llorar. Yo le pregunté por qué lloraba y me dijo: «Lloro por ver lo bien que estás. No siempre se llora por tristeza; a veces se llora de alegría".
 
Leé la entrevista completa aquí.

Comentarios