sábado, 1 de agosto de 2015
08:20
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La celebración en honor de Nuestra Señora de la Candelaria de Copacabana es uno de los símbolos de la interculturalidad en la provincia. Se trata de una fiesta popular nacida en Bolivia y que desde hace más de diez años que se realiza en la provincia con cada vez más devotos locales. Es que es una festividad muy atrapante no solo por la devoción sino por la alegría con la que los fieles le rinden tributo a la Virgen.
El centro del homenaje es en la Parroquia María Madre de Dios ubicada en el Bº Aramburu. Desde el 17 de julio, la imagen de Virgen ha ido visitando cerca de una veintena de casas de fieles, y este sábado y domingo finaliza el recorrido. "La imagen llegó hace 30 años ya que una familia de la colectividad la trajo, pero eso era en el ámbito privado. Tiempo después, una pareja de apellido Becerra, pasó una alcancía por muchos hornos de ladrillo, y lugares por donde trabajaban las personas de la comunidad, consiguió dinero y viajó a Bolivia para traernos la imagen. Desde ese entonces está en la provincia”, contó a Diario La Provincia, Alicia, una de las coordinadoras del evento.
Una de las particularidades de esta fiesta es que luego de la misa de hoy, cerca de 150 chicos provenientes en su mayoría de provincias vecinas danzarán con trajes típicos y llamativos como forma de rezo. Una de las particularidades de la vestimenta, es que los hombres llevan en sus pantorrillas una hilera de cascabeles. "La danza de los caporales son sayas que se bailan en Perú y Bolivia. Los caporales eran los capataces quienes les pegaban a los aborígenes y el cascabel representa ese ruido de cadenas. Esta danza es recordando y a la vez castigando esa opresión. Los indígenas no sabían rezar, no sabían venerar a María de otra forma que no fuese con la danza. Ellos bailaban hasta encadenados. Se utilizan trajes muy bonitos, muy lujosos, muy llenos de brillo. Los chicos se preparan por muchos meses para danzar. Vienen agrupaciones de Mendoza y de otras provincias. Se tiran fuegos artificiales y le danzan a la madre”, continuó Alicia.
Otro de los rasgos distintivos, es el cambio de traje de la imagen. "El sábado la virgen se retira a cambiarse a un lugar en el que solo la ve la familia que la cambia, y que le regaló el manto. Todos los años tiene un manto nuevo con el que aparece como una novia. En Bolivia, gendarmería protege el lugar en donde se está cambiando para que nadie entre. Trabaja mucha gente en esta fiesta. Hay personas que se dedican a llenar de flores la parroquia, que regalan los fuegos artificiales, etc”, aseguró la organizadora.
La celebración concluye este domingo. "A las once, es la misa. Luego se hace una procesión y finalmente la fiesta culmina con un almuerzo de camaradería en el camping de ATSA. Ese día se reparten chuspas que es un regalito deseándole abundancia y alegría a la persona que se la colocan. También tiran "mistura”, que es un papel picado de color rosa o blanco, bendecido. Es un desaire si te lo sacudís”, invitó Graciela para quien quiera sumarse a esta tradición.