Payasolidaridad

Enriqueta y Felicitas, dos historias que demuestran que las payasadas son cosa seria

Este sábado, una nueva generación de “doctores” recibieron su título, y dos de las coloridas payadoctoras dialogaron con Diario La Provincia y contaron sobre su experiencia en esta institución.
sábado, 27 de junio de 2015 12:27
sábado, 27 de junio de 2015 12:27
Se llaman Florencia Flores y Carla Carrizo, pero cuando se visten con trajes coloridos y grandes narices rojas se transforman en Enriqueta y Felicitas respectivamente. Se trata de dos de las nuevas "payamédicas” que tiene San Juan. Son parte de una agrupación que desde hace tres años recorre los sábados las distintas salas del Hospital Rawson y Marcial Quiroga llevando un poco de alegría a quienes por razones de salud no están pasando un buen momento. Tras diez meses de preparación, ambas recibirán sus títulos junto con una treintena de nuevos "doctores”. 

Enriqueta
Florencia Flores tiene 20 años y estudia Trabajo Social y Cocina, y ahora también ostenta el título de la Payadoctora Enriqueta.  "La formación es muy emocionante, te conocés a vos misma y te acordás de cómo jugar. Así te vas encontrando con tu personaje y a diseñarle la vestimenta. Mi doctora se llama Enriqueta (aunque le gusta que le digan Queta) tiene una pollera y una remera parecidas a las de Olivia de Popeye, a la que le sumé pulseras y un sombrero de colores. Esta doctora es muy extrovertida, anda por todos lados, es muy metiche y con la energía bien arriba”, presenta Florencia a su alter ego. 

"Me enteré por un compañero de la facultad que me contó su experiencia y sobre las intervenciones que hacían en el hospital. Como además de la facultad hago teatro y siempre me gustó participar en asociaciones solidarias. En los tres meses que tenés de payateatralidad y payamedicina, te enseñan a extraer lo positivo y maximizarlo hasta que lo negativo quede al 0%. Nos enseñaron a potenciar lo positivo y a volcarlo a nuestra vida. Ante problemas como el típico no tengo plata para comprar apuntes o para pagar el alquiler, empezás a ver que te va bien, que tenés salud”, contó sobre el programa. 

Ser payamédica no es solamente un disfraz que se usa una vez por semana, es un cambio general en la forma de ver la vida. "Es un poco difícil salir del hospital y ser vos misma. Por más que tuvieses mil problemas, llegás al hospital, te ponés el traje y la nariz y no sos la persona que entraste sos la doctora. Salís completamente distinta, repensándote la vida. Ves a la gente que está luchando por su vida, por un minuto más y ya no podés quejarte por lo que te pasa a vos. También sirve para comprender al otro que también está teniendo problemas”, aseguró Florencia.

Felicitas
Carla Carrizo tiene 25 años, es maestra de primaria, y los sábados se transforma en Felicitas. "Los conocí el año pasado en la Fiesta del Sol, pero fue un par de meses después que me invitó una amiga. Fue un cambio muy grande, muy lindo. En un principio me cuestioné si podía hacerlo, porque no me parecía sencillo encontrarme con una persona que está enferma y que por ahí no tiene ganas de nada.  Pero los payamédicos antes de entrar piden permiso para poder respetar a cada persona”, contó sobre los comienzos. 

Ambas doctoras destacan el placentero proceso de capacitación. "En los primeros tres meses, nuestras capacitadoras Claudia y Rosana nos enseñaron sobre payaética. Lo más lindo de esta etapa fue el compartir momentos únicos con nuestros compañeros, sentimientos, sacando cosas de mí que nunca pensé hacerlo. Siempre esperaba el día sábado para ir a olvidarme de todo e ir a divertirme y relajarme. Después hicimos las pasantías en los hospitales. Cambió mi vida. Siempre fui una persona reservada con mis sentimientos y esto me ayudó con la comunicación y a ser mucho mejor. Nos apoyamos mucho entre nuestros compañeros y para lo que sea estamos. Se formó un grupo muy lindo de gente”, aseguró Carla.

"Lo que más me gusta es recibir esa sonrisa de la gente. Uno va con el objetivo de hacerle bien al otro, pero en realidad son ellos los que te terminan haciendo feliz. Uno no puede creer la energía que tienen cuando nos ven. Los abuelos son los que más se enganchan, les encanta jugar. Nos cuentan que por ahí están solos y se divierten mucho con nosotros”, contó la doctora.

Felicitas es una doctora muy coqueta, a la que le gustan mucho las flores y los colores vivos, y aunque quizás no se parece tanto en eso con Carla, hay algunas cosas en las que se han ido mimetizando para ayudar a los demás.  Con otro guardapolvo, el de maestra, de lunes a viernes son chicos de sexto grado los que disfrutan de las payasadas.  "Mis alumnos están igual de conectados. En el colegio también trabajo el tema de la confianza entre los compañeros y su expresión con el cuerpo. Es una oportunidad muy linda para trabajar con los chicos y más con la situación de hoy en día en la que hay mucha burla y violencia”, finalizó muy contenta.

Quienes estén interesados en sumarse a esta propuesta, pueden contactarse a través del Facebook.

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