Si hay algo de lo que Mariana Gil está orgullosa en su vida es de su hija Ángela. Ser mamá se convirtió en su inspiración de todos los días y también de Trululú Candy Bar, su empresa con la que consiguió en pocos meses un gran éxito que la llevó a tener fechas cubiertas incluso hasta abril de 2016.
"Trululú comenzó con el bautismo de mi bebé, cuando como madre detallista hice un té con cosas dulces, golosinas, chocolatines personalizados con el nombre de ella. Siempre me gustó la decoración. Me acuerdo que pedí un faldón y un mantel a tono y alquilé un caballito de fibra de vidrio que todavía uso para algunos eventos", contó entusiasmada a Diario La Provincia.
Después de esto, regaló a sus sobrinos las mesas dulces y de allí, sobrevino la inevitable consideración de dedicarse a ofrecer su "dulce creatividad". "Siguió el boca a boca entre amigas, esposas de amigas de mis amigas y decidí invertir en panfletos y hasta participé en la feria "Sobre gustos", del 2014. Mi hija nació en abril y para noviembre, ya estaba en mi primer evento contratado", recuerda Mariana.
Con ello, se abría una nueva etapa. "Soy abogada y ya no creo que ejerza porque me apasiona esto que hago. Antes de que naciera Ángela trabajaba en un estudio jurídico toda la semana, mañana y tarde. Lo que ganaba, lo iba a tener que invertir en pagarle a una niñera. ¿Y valía la pena perderme cada paso en el crecimiento de mi hija? Lo hablé con mi marido y decidí dejar ese trabajo", detalló.
Con su marido, el hockista Mauro Puzzella, los primeros meses después de esto no fueron sencillos. "Empezamos a dejar de lado vacaciones y otros gustos para contar con lo que necesitábamos y, a la vez, dar mis primeros pasos en Trululú. Él fue mi apoyo incondicional. No faltó quien me dijera que yo me daba el lujo de no trabajar pero no era así. Nos preparábamos para otra etapa: comprábamos fuentes, imprimíamos folletos para tener lo que hoy tenemos", contó.
Mientras recibía el apoyo incondicional de su mamá para cuidar a Ángela, Mariana seguía apostando a su empresa y con Facebook llegó el despegue ya que alcanzó rápidamente más de 9000 Me gusta y con ellos, nuevos clientes. "A la gente le gustan las nuevas propuestas pero aun el sanjuanino es muy tradicional y para su candy bar pide maicenitas y una torta común. Yo voy buscando más y más detalles para ofrecer y que la presentación con delicados papeles, moños y flores en tela, por ejemplo, le den distinción a su día especial. También me gusta innovar en golosinas y para ello, investigo entre mis sobrinos qué es lo que más les gusta comer".
Sus presentaciones impecables son valoradas por sus clientas, a las que define como "perfeccionistas y delicadas" a las que dedica sus románticas propuestas de mesas. Por ello, es que no toma más de un evento por día para asegurarse de que todo esté perfecto.
Nuevos desafíos
El 2016 para Mariana será espectacular. "Nos preparamos para ampliar la empresa con todo y queremos sorprender con las mejores propuestas para Trululú".
Y mientras trabaja casi sin descanso ultimando los detalles para entregar los desayunos para el Día de la Madre a sus clientes, se da una mirada a ella misma como mamá. "Quiero tener mucha paciencia y siempre poder con todo. Mi hija es una personita feliz, creativa, que ahora me acompaña en su sillita pintando y dibujando en su libro. Su primera palabra fue mamá y, pensando que las nenas son más del papá que de las mamás, me sorprendió mucho. Ahora, dice más papá y no se despega de él", confiesa entre risas.
"Ser mamá es increíble. Todavía se me dibuja una sonrisa al recordar cuando caminaba por el centro con mi panza. Era fantástico, indescriptible estar embarazada. Aunque la vida cambia y el tiempo siempre es corto, es posible combinar la maternidad con la realización de los proyectos personales. No hay que perder de vista eso nunca", agregó.
Para conocer Trululú, se puede visitar su Facebook o su Web haciendo click en las frases linkeadas.