Día de los enamorados

Cuando el amor es más fuerte que la tragedia

Camila y Mathías son el ejemplo de una relación que se afianza ante la "tempestad" y lucha a uñas y dientes por la vida. Cuando apenas llevaban pocos meses de novios, un desgracia los sacudió pero no los venció.
viernes, 14 de febrero de 2014 07:00
viernes, 14 de febrero de 2014 07:00

"Esta historia ha tenido tantos momentos buenos como malos...". Así comenzó a relatar su historia Camila Molina, una joven que vive el Día de los Enamorados de una manera muy intensa pero sobre todo agradeciendo a la vida la segunda oportunidad que le dio de contar a su lado con el hombre que ama.

En el verano del 2010, Camila conoció a Mathias Vega, un joven pocitano primo de un amigo de ella. "Recuerdo que cursaba el último año de mi secundaria en el colegio Santa Teresita del Niño Jesús. Un  amigo me presentó su primo y era el el amor de mi vida pero ojo no fue amor a primera vista nos hicimos amigos y fue el 27 abril del 2011 cuando el me propuso que seamos novios. Le pregunté qué pasaría si le decía que no y me respondió que ya no vendría tan seguido como antes. Como yo no quería dejar de verlo porque también estaba enamorada de él le dije que sí", narró Camila el comienzo de esta historia.

La joven recuerda que el primer mes fue "re lindo" pero algo destruiría los meses de plena alegría por el inicio de la relación.

"El 21 de mayo habíamos estado en una fiesta y hacia días  que él venia trabajado mucho sin poder dormir. Me dejó en mi casa en Rawson y cuando volvía a su casa en Pocito se quedó dormido y se estrelló contra un árbol. Sufrió un accidente muy grave", explicó Camila quien confesó que no le gusta recordar mucho lo que pasó porque "fue lo peor" que les pudo suceder.

A partir de ahí, las lágrimas se sucederían hora a hora y día a día. La esperanza y el dolor se conjugaban en ella con el sueño de volver a tenerlo a su lado y poder algún día concretar la familia que tanto soñaba. 

"Estuvo casi un mes en coma con respirador y drenaje. Sus piernas quedaron destrozadas pero por más que él estaba en coma nos decían que le hablemos por que nos escuchaba y yo cada vez que le hablaba movía la cabeza para mi lado y con nadie más lo hacía porque parecía muerto. Y asi yo lo visitaba todos los días. No había día que no estuviera en el hospital visitándolo. Incluso en vez de ir a la facultad me tomaba otro colectivo e iba al hospital", prosiguió en su relato.

Al tiempo, Mathías pudo salir del coma aunque su recuperación fue muy lerda y debió seguir internado ya que sus piernas fueron las más afectadas. Por ellas debió someterse a varias operaciones, en las que Camila siempre lo acompañó.

"Nunca le falte al amor de mi vida porque presentía que me necesitaba. Y así pasaron los meses y se fue recuperando. Estuvo en sillas de ruedas por meses y luego con muletas. Gracias a Dios ahora el esta bien y recuperado. Creo que fue muy fuerte nuestro amor y las ganas de él de dejar las muletas para poder casarnos y formar nuestra familia", señaló la joven.

Así fue como hace un año fueron padres y hoy viven la vida con otros ojos. Su pequeño hijo, Ernesto Benjamin, es el verdadero fruto no solo del amor sino también del esfuerzo, la dedicación y la compañía permanente al otro.

"A él lo amamos y nos da más fuerza para vivir cada día y para que nuestro amor crezca. Por más que hemos tenido tantas bajas las buenas son más. Y lo amo tanto tanto que jamas lo cambiaría por nada en el mundo por algo es mi esposo", finalizó Camila segura de que el amor es más fuerte que la tragedia.

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