En Santa Lucía

Lorenzo, la historia del perrito que fue envenenado en el barrio Vivero

Tiene cinco meses y es mestizo. Salió el sábado a la noche a jugar y volvió muy mal. Le habían dado insecticida fosforado, que es un veneno dulce. Se salvó gracias a sus dueños que intervinieron de inmediato.
miércoles, 10 de julio de 2013 09:05
miércoles, 10 de julio de 2013 09:05

Es maldad y la maldad es inexplicable. Ese sentimiento es el que encierra a Julieta Martín y su familia tras el hecho que vivió el fin de semana en el barrio Vivero de Santa Lucía.

La mujer, que transita su octavo mes de embarazo, dejó que su pequeño perro diera vueltas en la zona donde vive y terminó con su mascota en el veterinario por envenenamiento. "Salió a las 19, se acostó un ratito, luego nos pusimos a jugar y empezó a ahogarse. Nos desesperamos porque veíamos que cada vez estaba peor y decidimos buscar un veterinario. Estábamos desesperados porque es muy chiquito de edad y ya se me moría. Cuando el veterinario lo vio nos dijo que había sido envenenado. Le colocó suero y esperamos para ver qué pasaba”, comentó Julieta a Diario La Provincia.

Esa noche, el veterinario Juan Pablo Alberdini, atendió a Lorenzo, el perrito mestizo de cinco meses, y detectó que había ingerido insecticida fosforado que es un veneno dulce que el animal lo come con facilidad porque les gusta. A partir de la identificación del problema, el perrito fue atendido con suero y medicamento hasta altas horas de la madrugada.

"Yo me lo quería llevar para tenerlo internado en mi casa pero como estoy embarazada me dijeron que no era conveniente porque iba a pasar toda la noche despierta cuidándolo. Entonces nos quedamos en la veterinaria hasta las 2 de la madrugada acompañándolo. Gracias a Dios el veterinario nos ayudó en todo momento, sin importar la hora”, señaló Julieta quien destacó que el animalito se salvó porque fue tratado de manera inmediata.

El protagonista

El perrito tiene cinco meses y se llama Lorenzo. El suegro de Julieta lo encontró a mitad de la calle en el cruce de 25 de Mayo y Pueyrredón en Santa Lucía. Eso fue el 28 de abril y tenía dos meses, estaba muy flaco y muy arruinado.

"Se adaptó muy bien con nosotros. Hace un año que falleció de cáncer el último perro que teníamos. Tenía 12 años y no queríamos tener más perros hasta que llegó él y nos llenó de alegría. No quería que durmiera en el fondo por el frío y duerme en el dormitorio con nosotros. Al principio hacía que saliera y que jugara con otros perros pero después del envenenamiento decidimos no sacarlo más solo”, finalizó Julieta.


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