De cura a periodista

Ivan Grgic: "siempre fui un comunicador"

Dejó el ejercicio del ministerio el 2008. Trabajó en varios sectores sociales y hoy estudia Comunicación Social. "La visión del sacerdocio me permitió amar lo más profundo del corazón de las personas", señaló.
domingo, 23 de junio de 2013 01:55
domingo, 23 de junio de 2013 01:55

Por: Cecilia Montero

 

Voz pausada y tranquila. Movimientos calmos y una paz que lo hace resaltar del resto. Estudia periodismo pero hasta hace unos años su camino iba por otro rumbo: el de la Iglesia. Era cura.

Hoy, con una familia formada, su objetivo es ser comunicador. Ivan Grgic cursa primer año de la carrera de Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional  de San Juan. Esta etapa de su vida la vive con una disposición socrática de saber que no sabe nada y tiene todo por aprender. "Cuando estoy así aprendo mucho. El día que creo que sé algo, no aprendo nada y pierdo todo. Desde esa postura me voy enriqueciendo para los desafíos que se puedan plantear. Ya sea con un aporte laboral desde el periodismo o desde alguna alternativa de trabajo en aspectos más privados y no tan públicos. Sea donde sea, espero poder generar esa construcción social cada vez más bella para todos”.

¿Cómo fue que eligió el camino del periodismo?
Hace poco me encontré con un amigo, Luis Eduardo Meglioli, que estaba terminando la carrera y yo comenzando la licenciatura en comunicación social y me dijo ‘vos después de todo siempre has sido comunicador’. No le sorprendió la opción, y la opción tiene que ver con eso. Descubrí que siempre fui comunicador. Por eso, es una continuidad de mi vida de siempre. Comunicar y pensar que la comunicación tiene mucho para aportar a la sociedad.

¿Qué le aportó las décadas en el sacerdocio?

La visión del sacerdocio me permitió amar lo más profundo del corazón de las personas. Me permitió entender que en la buena, y sana, comunicación hay crecimiento mutuo. Me permitió descubrir que en el encuentro de personas los sueños se incrementan en cantidad y calidad, y por ende la esperanza es lo último que se pierde. Es el primer capital que uno tiene para cualquier cosa. En ese sentido, hay una continuidad de todas las maravillas que tengo como tesoros guardados en mi corazón a lo largo de toda mi vida.

¿Cambió algo en usted?

No creo que haya cambiado en nada. Siempre  he vivido con la gente una experiencia de apertura. Cada uno es lo que es, piensa lo que piensa y tenemos más puntos de acuerdo que discordancia lo cual nos permite construir cosas muy buenas. Ese punto de vista no cambia, entonces sigue habiendo posibilidades de construcción.

¿Siente que esta carrera le pondrá algún desafío que no le gustaría enfrentar?

Quisiera pensar en un desarrollo de comunicación fuera de la instancia de oposición. No le huyo a la oposición ni al conflicto, creo que con corazones unidos los conflictos son posiciones donde la diversidad enriquece. Pero no cuando la oposición es fruto de intereses creados o de deseos de encolumnarse con algo frente a alguien. No quisiera estar en esa situación. Si pudiera aportar un granito de arena, desde el marco de la comunicación social, quisiera que fuera en una instancia superadora de la construcción de la diversidad. Pero no desde la contradicción y la agresividad.

¿Cómo definirías a la sociedad de hoy?

Hace muchos años vivía en Buenos Aires y estaba empezando Millenium, aquella radio de finales del siglo XX, y hablaba de un periodismo para una sociedad que queremos que sea y no como es. Por eso, a mi cabeza me vienen más los sueños y deseos, no infundados, sino de situaciones reales que pueden proyectarse a futuros mejores y que no niegan los errores, los problemas, dificultades, la corrupción. Pero más bien apunta a construir sobre cosas buenas que están muy pequeñas e incipientes pero que hay mucho para hacer. Si la sociedad puede verse desde esa perspectiva está muy bueno.

Si se tuviera que definir ¿cómo lo haría?

Como un constructor porque no me entiendo a mí mismo destruyendo. A menos que la destrucción sea de lo que no sirve para construir. Ahí sí, muchas veces he tenido que tomar el pico muchas veces para reconstruir. Pero no la destrucción por sí misma.

Por último ¿Cómo ve el periodismo?

El periodismo se ve muy influido por los símbolos porteños. Aquellos periodistas o grupos de medios que van llevando una bandera. Hay una influencia en las provincias que es inevitable. Otra influencia es el factor político. El ideal supremo de la independencia y objetividad frente a la realidad que marca otra instancia. El doble  desafío de profesionalismo y compañerismo, todos quieren eso pero parece ser que cuesta, ser cada vez más profesionales y compañeros, sin tener que andar peleando unos con otros. Todo esto dicho desde un pequeño estudiante que no soy más que eso.

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