Néstor Romero deja hoy la UTA tras casi 25 años en la secretaría gremial. En el año 1991 fue electo en la fórmula que acompañaba a Alejandro Villavicencio, quien ha sido desde esa fecha el Secretario General. Este jueves se aleja de esas funciones para dedicarle el tiempo a su familia y a vivir ya alejado del trabajo.
“Hasta ahora, no sabía cómo era mi casa a las 10 de la mañana. Siempre salía de casa a las 7:30, dejaba a mi señora en la escuela a las 7:50 y llegaba a la UTA a las 8:15 y me iba a las 12, para volver a las 16:30 y quedarme hasta las 20:30. Siempre, los 5 días de la semana”, destacó Romero a Diario La Provincia.
Su vida la dedicó siempre a los colectivos y tiene un hijo también dedicado a esa labor. Además cuenta con dos hijos que estudian abogacía y su esposa es profesora de inglés, también por jubilarse. Estudió en la escuela Don Bosco, con una formación “humanista”, políticamente es peronista porque siente que el “el peronismo es la única corriente política que le dio derecho a los trabajadores”.
Antes de entrar a la Unión Tranviarios Automotores, trabajó en una obra social realizando auditorías durante el último gobierno militar del 87. “Trabajábamos en el subsuelo revisando documentación que estaba en cajas llenas de ratones”, trajo a la memoria Romero.
Un año después por cuestiones de conveniencia monetaria comenzó a trabajar en la empresa Alto de Sierra. Era chófer de una de las líneas más antiguas de San Juan, la 12. “En el último viaje, que era cerca de la 1 am, cuando el colectivo pasaba por la calle Mitre y Mendoza se llenaba. En ese tiempo habían muchos cines y la gente iba mucho al cine, en esa zona habían 3 en una cuadra y los días martes y jueves que había promoción, se llenaba. Los tipos llevaban al cine a las novias y a veces esperábamos a que salgan de adentro del cine algunos y los llevábamos hasta Alto de Sierra”, recordó entre risas.
En esa empresa de colectivos, fue elegido delegado por sus compañeros y luego con Villavicencio formó la fórmula imbatible que perduró 25 años al mando de la UTA.
“Me tocó bailar con las más fea porque en esa época habían muchos conflictos con los trabajadores, pero por suerte hemos hecho además de las luchas, un edificio nuevo, un camping mejorado y mejoramos muchas condiciones para los trabajadores”, aseveró Romero.
Si bien asegura que por su formación humanista, se siente reconfortado con su trabajo obteniendo mejoras para sus compañeros, también admite que en estos años muchas veces ha dejado de lado la familia para trabajar. Y eso es lo que hará ahora como jubilado: disfrutar de su familia y de su hogar.
Por otro lado, contó que lo invitaron a participar en política pero quiere hacer vida de jubilado y estar con sus familia por lo menos uno o dos años. “Yo tengo una finquita a la cual no voy nunca y quiero empezar a ir a disfrutarla. Porque si la tengo y no voy es como si no la tuviera”, finalizó.