Condenado por delito de Lesa Humanidad

El insólito relato de De Marchi sobre cómo fue el gran escape

El ex represor, condenado en San Juan a cadena perpetua, contó en una carta cómo escapó de la cárcel. Un relato que resulta casi como un cuento de película y que lo tiene a él como un héroe al defender a una mujer que estaba siendo víctima de la delincuencia.
lunes, 26 de agosto de 2013 00:10
lunes, 26 de agosto de 2013 00:10
Este 25 de agosto se cumplió un mes de la fuga de los ex represores Gustavo De Marchi y Antonio Olivera cuando estaban en el Hospital Militar Cosme Argerich. Ambos habían sido juzgados en San Juan por delitos de lesa humanidad por lo cual habían recibido cadena perpetua. En este marco, y a tan solo 21 días de haber recibido la condena, ambos se fugaron dejando un velo de cómo fue aquel día en el que "recuperaron la libertad".

Este domingo, y justo al cumplirse un mes de aquel día, De Marchi publicó una carta donde explicó, entre otras cosas, cómo fue el gran escape. De manera insólita cuenta que salió "de la trinchera" y como un héroe rescató a una mujer que estaba siendo "víctima" de la inseguridad. A continuación parte de ese relato que resulta asombroso:

"El evento evasivo que protagonicé tiene oportunidad en ocasión del traslado al HMC de la Av. Luis María Campos de CABA... tan solo me autolimité a no actuar con violencia en las personas ni fuerza en las cosas... pese a estar adiestrado y capacitado para ello, concretando con éxito mi evasión sin la ayuda ni complicidad de nadie y carente en la forma de total y absoluta violencia y daño... La evasión que nos ocupa la había planeado para después de que la tiranía dictatorial Kichnerista seguidora de los éxitos de Cuba, Venezuela, Norcorea e Irán, perdiera las elecciones PASO...
 
Cansado de planteos, responsablemente decidí anticipar mi autoexcarcelación pero no para delinquir y mucho menos para ser un peligro o amenaza para la ciudadanía. Tan es así que la noche fría y tarde de ese jueves 25 de julio 2013 no resistí el sufrir dos años sin probar un trago de vino y salí de mi trinchera en busca de un chino abierto en la localidad de mi Patria donde estaba momentáneamente tranquilo. Al deambular solitario percibo que una mujer era acosada por dos cacos que habían bajado de una moto,… sin tan siquiera pensarlo corrí en auxilio e intimé que dejaran a la que resultó ser una joven a la que ya le habían quitado monedero y mochila.
 
El más joven y de baja estatura montado como acompañante en moto me dispara proyectil que no me hiere e impacta en un auto estacionado por el ruido a chapa que escuché, lo tomo del cuello en el intento de recuperar lo sustraído, logró voltear la moto sacarle el arma y conminarlos a devolver todo. En mi condición no era conveniente llamar a la Policía. Los motochorros levantaron la moto y no les arrancaba, el petizo menor de 18 años visiblemente herido empuja la moto huyendo y desaparecen. La joven ya estaba como a una cuadra pues del susto corrió al escuchar el estampido, le grito que espere que recuperé todo, le entregué sus pertenencias, lloraba, ni me agradeció, pero alcancé a decirle que la había salvado un 'represor'”. 
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