El 3 de diciembre del 2016 quedará marcada en la memoria de la familia de Rafael Sillero, un abuelo de 86 años de edad que fue brutalmente asesinado. El hombre había denuncia días antes a un vecino por el robo de unos troncos de las parras de donde vivía. Este martes, bajo el frío cielo nublado de la mañana, la justicia hizo una inspección ocular en la escena del crimen.
Fue en el marco del juicio que se lleva adelante y que tiene como único imputado a un joven que por aquel entonces tenía 17 años de edad. El menor comenzó a ser juzgado la semana pasada por la jueza María Julia Camus quien este martes llegó a la que era la vivienda del anciano.
El abuelo vivía en calle Sarmiento, a 500 metros de la línea del ferrocarril. Muy cerca de ese lugar, apenas a 50 metros vivía el vecino sobre el que cayeron las sospechas y quedó involucrado a la causa aquel año.
La jueza de menores junto a la fiscal Gladys Capdevilla y el abogado del menor recorrieron el lugar y comprobaron que el cerco perimetral que divide las dos viviendas estaba roto (lo que indicaría que la comunicación entre ambas viviendas era posible). Además se vieron los espacios donde fue encontrado el abuelo muerto y cómo se habría dado toda la escena del crimen.
Mientras ocurría todo en la casa de Rafael Sillero y luego en la del vecino, estaban afuera la familia de la víctima que seguía paso a paso todo con dolor. "Todavía tengo tan grabado en la mente cuando tuvimos que limpiar con mi hermano el charco de sangre", contó el hijo, Miguel, con dolor a Diario La Provincia SJ.
"Queremos perpetua. Como lo juzgan como menor no pudimos poner abogado. No nos dejan intervenir en el juicio ni ver el expediente, nada. Estamos a la vera de la justicia. Solo nos queda creer en la justicia", finalizó.
