Historias

El dolor de la familia de Florencio Chávez, a dos años del brutal crimen: “no queremos que su muerte quede impune”

Melisa Chávez, hermana del hombre que apareció muerto en el interior de su auto en Santa Lucía, afirmó que no tienen novedades de avances en la causa por la que nunca hubo detenidos. “Nadie hace nada”, sentenció.
domingo, 21 de junio de 2020 10:36
domingo, 21 de junio de 2020 10:36

“Voy y vengo”, fueron las últimas palabras que dijo. Florencio Chávez (42) después apareció muerto de un disparo en la cabeza, en el interior de su auto Volkswagen Bora con vidrios polarizados, el 23 de junio de 2018. Los vecinos dieron cuenta a la policía de un auto que llevaba mucho tiempo estacionado en Roque Sáenz Peña y Landa, en Santa Lucía. Efectivamente, el hombre llevaba allí un día sin vida. Pese a que el crimen ocurrió en pleno mediodía, nadie declaró haber visto algo extraño. Desde entonces, todo es misterio.

Lo que se supo es que él o los asesinos se llevaron un maletín con dinero y una máquina para contar billetes que después fue recuperada y hubo distintas versiones de ello. En el baúl del auto quedó más dinero en una caja (poco más de un millón de pesos- entre dólares y pesos-) y otras pertenencias como su billetera. De su celular, ni rastros.

A casi dos años del hecho, su familia vive en una mezcla de “impotencia, bronca y dolor”. Así lo expresa una de sus hermanas, Melisa Chávez que junto a su excuñada Alejandra Valdez y su hijo, que ya alcanzó la mayoría de edad, luchan porque el caso no pase al olvido. “Sigue todo igual; todo frenado. Nadie hizo nada: ni el juez Guillermo Adárvez, ni el fiscal Carlos Rodríguez ni la policía que, a nuestro punto de vista, hizo muchas cosas mal. Fueron desprolijos en la investigación. No queremos resignarnos a que este crimen quede impune. Mataron a una persona y no a un animal. No hubo ningún detenido, ningún sospechoso certero;  nada”, afirmó Melisa a Diario La Provincia SJ.

El auto en el que Chávez fue hallado, un día después de su muerte.

Florencio se dedicaba a las operaciones de compra y venta de dólares, en lo que se podría denominar una “cueva móvil”. En su auto y, de acuerdo a Melisa, en una oficina móvil tenía reuniones con sus clientes a los que conocía bien. “Siempre fue muy reservado y discreto para cuidar a sus clientes. Estamos hablando que la gente que compra dólares no es cualquiera; se trata de personas de gran poder adquisitivo. Por eso, creemos que detrás del crimen de Florencio hay alguien de poder que no quiere que se sepa qué pasó. Sino ya lo hubieran detenido y no estaríamos con tantos misterios”, asegura Melisa.

Ella y su familia creen que el asesinato “fue premeditado. A él lo llamaron y lo citaron. A su exesposa, con la que convivía y tenían excelente relación, le dijo que iba a hacer “una operación grande”. Las cámaras de seguridad captaron cuando ella le pasa una mochila con lo que necesitaba. Le dijo “ya va a estar la comida” y él le contestó: “voy y vengo” y era de cumplir su palabra. Como no llegaba, ella le empieza a llamar y después de una hora, ya no sonó más. Estaba apagado. Eso le extrañó mucho porque Florencio siempre contestaba el teléfono”.

Para Melisa, la muerte de Florencio se dio al momento de encontrarse con el o los asesinos. “Era muy receloso de su trabajo y al auto no iba a dejar que subiera un desconocido. Le tendieron una trampa y lo traicionaron. Todo debe haber sido muy rápido ya que estaban a plena luz del día en una calle muy transitada. Se me ocurren muchos nombres de posibles sospechosos pero al no haber pruebas ni avances en la investigación, no podemos hacer nada”.

El inicio de la pesadilla

Tras el crimen, Melisa aseguró que la familia confió en la Policía y en la Justicia. Sin embargo, al no ver avances en la causa, empezaron a tratar de averiguar ellos mismos. “A los dos meses fui al lugar a preguntarles a los vecinos si vieron algo. Lo primero que me aseguraron es que la policía no los había entrevistado. Un crimen ocurrió cerca de sus casas y nadie les preguntó nada. Sólo recibimos versiones pero no dimos con nadie que nos dijera: “yo vi tan cosa”. Nada. Tampoco nos llegaron datos anónimos ni mucho menos, amenazas en este tiempo”.

Crimen y misterio: Florencio murió en pleno mediodía. Nunca aparecieron testigos y el caso no tuvo detenidos.

Asimismo, expresó que tampoco citaron a los empleados de Florencio, ni a su exesposa o a las personas que estuvieron con él en los días antes de morir. “Tampoco llamaron al empresario con el que trabajaba, aunque negó ese vínculo. Mucho menos, les hicieron ver las imágenes de las cámaras de seguridad de una bodega de la zona y de la casa de la esquina cercana a donde Florencio se estacionó. No pudieron ver si allí se captó a otro auto o vehículo en el que escapó el asesino. Además, consideramos que hubo un manejo desprolijo en cuanto a la máquina de mi hermano para contar billetes. Dijeron que una persona la había puesto a la venta por Internet; después que la policía la encontró. ¿Qué pasó con quién la recibió para vender? ¿Acaso la tuvo de manos de involucrados en la muerte de mi hermano? No lo sabemos”.

De igual manera, Melisa señaló que el auto de Florencio estuvo 45 días siendo peritado y la policía “con toda la tecnología que hay ahora para rastrear un celular, uno de alta gama como tenía Florencio, nunca dieron con el aparato”.

Todo esto, lleva a la familia a vivir con el sinsabor y la angustia de no saber si el crimen tendrá condenados algún día. “Sentimos que la Policía y la Justicia se nos burla en la cara. Las veces que fuimos a preguntar sobre la causa, nos dijeron que nos iban a llamar cuando hubiera novedades. Sentimos que no hicieron todo lo que debían, sino alguien hubiera caído detenido. Han pasado casi dos años y no hemos logrado nada. No queremos que su crimen quede impune y lo vamos a recordar siempre. Florencio no tiene justicia y sus hijos todavía esperan que vuelva a casa”, sentenció.

Palabra de la Justicia

"Se incorporó fue el registro de las cámaras de seguridad de la zona, cuyas imágenes no muestran nada. Lamentablemente no se incorporaron más elementos a la etapa de instrucción", señaló hace un año a Diario La Provincia SJ, el fiscal Carlos Rodríguez.

Dijo, además, que uno de los grandes obstáculos que tiene la investigación del caso que está en el Tercer Juzgado de Instrucción, a cargo de Guillermo Adárvez, era que "Chávez usaba su auto como "cueva móvil", es decir como lugar para hacer transacciones financieras para terceros y que no estaban registradas. Movía grandes sumas de dinero.Entonces sabía dónde estacionarse para que no lo vieran; donde no hubiera cámaras. Eso nos jugó en contra".

Otro obstáculo es que, por el mismo tenor de su actividad, era muy reservado. De acuerdo a lo que aportaron familiares y personas de su entorno no comentaba con quiénes ni para quiénes trabajaba."No tenemos sospechosos. No hay nombres. Y en cuanto a los registros de criminalística, mostraron que lo ultimaron con un revólver calibre 22. No tenemos, tampoco, la certeza de un arma homicida secuestrada", agregó.

Comentarios