Historias

Casi 6 años de la brutal muerte de Jonathan y Lautaro Cofre: "nos destruyeron y merecemos justicia"

Padre e hijo de sólo 4 años quedaron bajo las ruedas de una camioneta tras ser presuntamente empujados por otro vehículo, en la Navidad de 2014. La familia aguarda el juicio a un imputado en lo penal y la definición en el fuero civil. Colocarán ángeles de Familias del Dolor y la Esperanza para recordarlos
domingo, 22 de noviembre de 2020 08:33
domingo, 22 de noviembre de 2020 08:33

Intacto. El dolor, los recuerdos y hasta el aroma del perfume de ambos. El fuerte abrazo, las palabras sinceras y los "te amo". Todo está allí, acompañándolos cada día desde la noche del 24 de diciembre de 2014 en la que los verían con vida por última vez. En la madrugada de Navidad, cuando regresaban a casa, Jonathan Cofre (21) y Lautaro Cofre (4), papá e hijo morían en un brutal choque que los dejó aprisionados bajo las ruedas de una camioneta.

Circulaban a bordo de una moto junto con Yésica Castañón (20 años en ese momento), pareja de Jonathan y con Ian, su otro hijo de 1 año, en ese entonces. Ellos sobrevivieron y junto con los papás y el hermano del joven sólo quieren justicia y que la causa no prescriba. Aguardan que se fije fecha para juicio por doble homicidio culposo y lesiones contra el conductor de la camioneta que arrolla a las víctimas y la definición de la causa en lo civil que podría determinar responsabilidades contra el conductor de otra camioneta que, aseguran, impactó de atrás a la moto y la impulsa contra el otro vehículo que venía de frente.

El joven con sus papás y su hijo mayor. Eran muy unidos. 

El próximo 25 colocarán el primer cartel de "Familias del dolor y la Esperanza" que llevará dos nombres y con su ángel se los recordará en calles Mendoza y Elizondo, en un acto que se realizará a las 18 hs. "Mientras más van pasando los años, todo es más triste. Fueron dos pérdidas, es doble el dolor y hay dos familias destruidas. Está la de mi nuera, que se quedó sin su marido y sin su hijito y nosotros, que perdimos un hijo y un nieto", destacó Ivana Cuello, mamá de Jonathan y abuela de Lautaro, a Diario La Provincia SJ.

Como si fuera ayer, relata con todo detalle lo que recuerda de las horas previas al siniestro vial que les cambiaría la vida. "Jonathan decide pasar con nosotros Navidad todos los años después de la muerte de uno de sus hermanos y mi hijo mayor Sebastián, todos los 31 de diciembre. Ese año, ambos deciden que la fecha que pasemos juntos sea Año Nuevo. Pero Jonathan empezó a dudar; no quería dejarnos solos ya que habíamos perdido en 2014 a uno de sus hermanos. Él fue muy casero desde entonces, muy madrero y padrero. Hablé con ellos y les dije: “nosotros vamos a estar bien; vayan a pasar el 24 con su otra familia y sus suegros. Y el 31 lo pasamos todos juntos”. Como habíamos emprendido en nuestra casa un kiosquito, teníamos clientela y nos íbamos a entretener esa noche. Él, ese día, hizo unos pollos; uno de ellos para nosotros y estuvo todo el 24 en casa. Nos demostró que le costó mucho irse. A las 21 hs., mi marido lleva en el auto a mi nuera Yésica y a los chicos a la casa de la otra familia”. En ese momento, se dio una situación que no olvidará jamás y la conmueve hasta las lágrimas.

Mi nietito Lautaro se devuelve: “Yaya, no me diste los cuetes”. Le respondo: “¡ay, mi vida! Papito, tomá”. Tenía una bolsita para cada uno de los chicos. Me abraza y me dice: “gracias Yaya. Te amo”. ´Fue la última vez que lo vi con vida. Esa fue su despedida”, cuenta con la voz quebrada, algo que se repetirá en varios pasajes de la entrevista.

Se hicieron las 23 hs y Jonathan no se iba a lo de su suegra. “Mi esposo le dice: “¿a qué hora te vas a ir? Mirá el tráfico. No quiero que andés apurado”. Él le respondió: “sí, viejo, ya me voy a ir.  A las 12 estaré allí”. Daba mil vueltas en la casa y se perfumó como mil veces; no se quería ir en realidad. Hablo con él y le recuerdo: “hijo, su señora lo está esperando y sus hijitos también”.

A las 23.30 hs. finalmente decide irse. A su papá, el joven quedó de enviarle un mensaje para que buscara a su pareja y los chicos y él regresaría en la moto después de la cena o incluso, podría dejar el rodado en lo de sus suegros. “Le dio un abrazo tan grande al padre y le contó: “yo no soy expresivo viejo, pero te amo con toda mi alma. Pasala bien que mañana va a estar toda la familia junta. Él nos dijo eso y nos quedó grabado. Así fue, estuvimos juntos pero no como hubiéramos querido. Después me saluda a mí: “Vieja, feliz Navidad, que la pasés bien". Me agarró los cachetes, con cariño. “Mañana nos vemos y almorzaré con ustedes. Usted es fuerte, como lo ha demostrado y lo va a ser aún más. Nunca se olvide que yo la amo”. Y también me dio un abrazo muy fuerte, tan grande y me dio un beso. Se fue, mirando para atrás y me aguanté las lágrimas para que se fuera tranquilo”.

Jonathan recibió la Navidad con su pareja e hijos y precisamente ella lo notó inquieto y angustiado. Brindaron y a las 2:30 hs. de la madrugada deciden regresar a la casa de Ivana. Como habían quedado, le envió un SMS para que pasaran a buscarlos en un auto: “vieja, decile al papá que nos venga a buscar”. Pero ese día, la saturación de las líneas telefónicas hizo que esas palabras recién le llegaran a Ivana a las 7 de la mañana.

A las 3:30 hs, Jonathan no recibía respuestas y en la casa de Yésica vivían muchas personas, por lo que no tenían lugar para quedarse a dormir. Resolvieron regresar los cuatro en la moto. A los dos pequeños, los envolvieron en una frazada y los llevaban en el medio. Así partieron en lo que sería su último viaje.

Circulaban por Calle 5 y “cuando están por pasar Lemos, mi nuera le dice a mi hijo: “mirá negro, tené cuidado. Aquel que viene allá (una camioneta por el carril contrario) está zigzagueando”. Él le contesta: “sí, la he visto”. Tuvo la precaución con el vehículo que iba adelante pero no se percató de la camioneta que estaba atrás. Cuando llegaron a la calle Elizondo, mi nuera explicó que sintió que los tocaron de atrás y esa acción, los empuja hacia la otra camioneta”.

El vehículo que circulaba atrás, conducido por un excomisario, vuelca y termina en un canal. Mientras que la familia sufre el impacto que hace que salgan despedidos. Jonathan y Lautaro fueron aprisionados por las ruedas de una camioneta, conducida por un hombre de apellido Acosta (procesado en lo Penal), y Yésica y su bebé de por entonces un año quedaron heridos.

Ella tuvo fractura de una rótula y dos costillas fisuradas. Además, con el impacto, el casco se desprende y también la hiere en la cabeza. En tanto, el bebé que sobrevivió sufrió lesiones graves que lo llevaron a estar un mes en terapia intensiva en estado de coma.

Un testigo vio todo y es quien avisó a Marcelo, papá de Jonathan, por teléfono acerca del siniestro vial. Como la joven no perdió el conocimiento, pudo darle el número de teléfono. El hombre no quiso entrar en detalles y Yésica, tampoco, debido a su estado de shock. Ivana atinó a ver su teléfono y no había ningún mensaje. Presintió que algo no estaba bien y esperó el llamado que no llegó, dándole detalles.

A las 5 de la mañana, la pasan a buscar y no le anticiparon nada de la gravedad del choque para no ponerla más nerviosa pero al llegar al lugar, el gran número de policías y de personas que estaban allí le dieron la pauta de lo peor. “Voy corriendo y no encuentro a mi esposo. Y justo me paro al lado de la camioneta y sin saberlo, estaba a los pies de mi hijo. “¡No, mi hijo, no!” Estaba debajo de las ruedas. Le pedía: “por favor, hijo no me dejés””, recuerda llorando. El dolor está intacto por un golpe inmenso.

Juro que sentía fuerzas hasta para levantar la camioneta para sacarlo de allí. Quería sacarlo de allí. Llegaron mis hermanos, sobrinos y mis cuñados y me contuvieron. Los amigos de Jonathan también y la bronca e impotencia estallaron en el lugar”, destacó. Hasta ese momento, Ivana no sabía que Lautaro también había muerto. Su esposo le señaló que los chicos y su nuera habían sido trasladados al hospital.

Las pericias determinaron que Jonathan tenía alcohol en sangre, coincidente con la afirmación de su familia que había consumido sólo para brindar. “Eso no lo negamos ni lo vamos a negar. Con respecto al conductor que los tocó de atrás, el testigo (que circulaba detrás de ese vehículo) aseguró que lo vio alcoholizado y sin embargo, el dosaje que se realizó en una institución privada le dio negativo. Hacia él se encara el proceso civil ya que en lo penal se le dictó la falta de mérito”, manifestó Ivana.

Mi nieto es el que nos levanta. La razón de vivir de mi nuera y de nosotros. Fue un dolor muy grande dejar a mi hijo en el cementerio y tener que ir a cuidar a mi nieto que sobrevivió. Fue desgarrador. Estuve con mi consuegra para cuidarlo para que, cuando se despertara, viera a alguien que conociera. Fue un dolor terrible, dejar a mi hijo sin vida y tener que estar lúcida para él. Cuando él estuvo recuperado, pude hacer mi duelo. Perdí dos hijos y estoy de pie por el que me queda, mis nietos y por mi nuera que es una hija más. Queremos justicia y obtener una sentencia justa. En lo económico, poder dejarle una casa a mi nietito y el día de mañana contarle que hicimos justicia por su padre y hermano, sentenció”.

Sobre la causa hoy, los Cofre aguardan el juicio y el proceso está en el Tercer Juzgado Correccional, a cargo de la Dra. Mónica Lucero. “Los otros conductores no se comunicaron nunca con nosotros. Uno de ellos, quien perteneció a la fuerza policial, nunca se presentó a declarar sino que lo hizo a través de escritos. Todo lo contrario con Acosta, que es imputado y sí fue. Para estas causas no deberían pasar tantos años para tener sentencia. Los que murieron son dos personas, se perdieron dos vidas y destruyeron dos familias". En lo civil, la familia acciona contra ambos, y está a la espera de avances.

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