Una seguidilla de robos ha puesto a los vecinos en la difícil situación de analizar abandonar el lugar donde viven por temor a que ocurra "una desgracia". Se trata de la zona de calle Florida entre Nacional y Quiroga, en la localidad de Dos Acequias en San Martín. Desde hace cuatro meses, aproximadamente, los robos son constantes y si bien comenzaron siendo en pequeña dimensión, ahora se ha tornado muy violento e incluso al límite de poner en riesgo la vida de las víctimas.
"De ser una zona rural súper tranquila ha pasado a ser un infierno. Hace un año que no nos dejan vivir", comenzó explicando a Diario La Provincia SJ, Miguel Pedrozo quien fue víctima de varios hechos de inseguridad.
En la zona viven varias familias que por los robos constantes armaron un grupo de whatsapp para unirse contra la inseguridad pero los hechos no han cesado y eso impulsa a que muchos decidan irse. Ya han reclamado en el municipio, que prometió más iluminación, y han pedido más patrullaje a la policía, pero no reciben respuestas positivas.
Los vecinos tienen identificado el lugar por donde llegan al lugar y escapan los ladrones. Se trataría de una zona de fácil movilización de los malvivientes por el lecho del río San Juan. Al oeste del Canal Norte hay fincas y pasando ese lecho hay dos asentamientos a donde terminarían refugiándose los ladrones.
"Tienen huella por el lecho del río. Salen de noche por el monte, cruzan el lecho y asaltan todas las fincas lindantes a calle Florida y al Canal del Norte. Roban y se escapan por el río hasta los asentamientos Pedro Echague y Judas Tadeo", explicó Miguel quien es veterinario y se cansó de los robos, el último ejercido con mucha violencia hacia el casero de su finca.
"Vino el encargado de la finca con su señora, lo esperaron en la oscuridad, se bajaron del auto y le partieron con un hierro la cabeza. A la señora uno le puso un cuchillo en la garganta y le robaron la billetera con todo el dinero. Ese fue uno de los primeros violentos. El encargado de la finca llegó antes que yo a la casa y sufrió un pánico terrible", agregó.
Después de este hecho, el encargado de la finca decidió renunciar por miedo a que vuelva a suceder algo por el estilo o lo que es peor, haya un muerto en contexto de robo.
"Se hace por la tardecita, la gente no quiere trabajar de noche, tienen que andar de a dos peones porque no se animan a trabajar. Pero se da no solo por miedo a que le roben la bicicleta y la moto sino porque le hagan algo. Se ha tornado muy inseguro. Ahora puse nuevas cámaras y quedó registrado hace un mes cómo rompieron el alambrado e intentaron entrar súper armados. Pero escuchan un ruido y se escapan", destacó.
El problema que genera tanta inseguridad radica en la oscuridad. Anoche un robo se dio de tipo "piraña" y trampa. Los ladrones arrojaron una rama de gran porte en mitad de la calle, que no tiene iluminación, y un auto que circulaba con una familia tuvo que frenar de golpe para no chocar. En ese momento vinieron los ladrones armados y se llevaron todas las pertenencias de la familia.
"La mujer gritó, le robaron la billetera y otras pertenencias. Escaparon por el puente del Canal del Norte y de ahí escapan al río. Salen por ahí al asentamiento. Se ha complicado mucho la situación porque muchos se han ido, han abandonado la zona, están abandonando por la falta de seguridad y la falta de presencia policial. Seguimos aguantando los que vamos quedando", lamentó.
Miguel indicó que a las 7 de la tarde, todos los vecinos prefieren encerrarse en las casas con las familias y evitar disfrutar afuera del aire libre como antes por miedo a ser víctimas de los delincuentes.
"Hace 2 meses, quinta la Delia, estaba el propietario con su señora y los ladrones hicieron la misma metodología. Asaltaron, los ataron, encerraron y robaron todo lo que había. Lo peor es que hay identificación de fotos, hemos aportado videos de cámaras de seguridad y la policía no aporta datos ni da información. Toman la denuncia y nada más. No hacen nada", finalizó.
Los vecinos quieren no solo que les pongan iluminación sino también que pongan una garita policial en calle Florida por donde cruzan los ladrones para frenar la ola de robos a partir de la presencia policial de forma permanente.