El 26 de julio pasado, Gloria Olivares se fue acostar presintiendo que algo le había pasado a su hijo. No pudo dormirse y cada tanto miraba el celular para ver si él se comunicaba con ella, sin embargo en las redes advirtió algo: un joven ciclista había muerto a metros de la fábrica de galletitas de Albardón. En su corazón sintió que podía ser él y cuando horas más tarde la policía se comunicó con ella y la convocó al lugar, confirmó lo peor. Su hijo, Enzo Castro, había muerto.
Desde aquel día transita su vida con angustia, evitando el odio a quien lo atropelló y pidiendo que se haga justicia. En este contexto, y motivada por el triduo a San Francisco de Asís, Gloria caminó esta semana la calle donde su hijo murió para pedir bendiciones y que no hayan más muertos allí.
"La comunidad se unió para bendecir ese lugar donde también murió el joven Astudillo, dos semanas después que mi hijo. Mucha gente ha muerto en esa zona, pese a que está iluminado", lamentó la mamá de Enzo a Diario La Provincia SJ.
Enzo murió cuando volvía de la casa de unos amigos en La Cañada. Regresaba en la noche en bicicleta y fue embestido por un Fiat Siena conducido por Mauricio Atencio (26). La principal hipótesis policial es que Enzo se detuvo al costado de la calle porque se le salió la cadena de la bicicleta y cuando intentó arreglarla, fue embestido. El conductor del auto declaró que no lo había visto en la orilla y tras pasar unos días detenido, fue dejado en libertad.
"Siempre que él salía nos hablábamos. Con la hermana, él habló y le dijo que venía a la 1 de la mañana. Después ella empezó a llamarle y no contestaba pero era una zona que suele quedarse sin señal. No podía dormir y empecé a pestañar con el celular en la mano. Luego veo en último momento de los diarios, que falleció un ciclista a metros de la fábrica. Me puse nerviosa y a las 4 vino la policía a decirme si podía ir a la seccional de Albardón porque mi hijo había tenido un accidente, que se había caído de una moto. Le pregunté 'cómo de una moto, si iba en bicicleta' y no me quisieron decir más", recordó con angustia Gloria.
Inmediatamente ella despertó a su hermano y le pidió que la llevara en auto hasta la Comisaría. Una vez allí, la madre de Enzo le preguntó a la policía si su hijo era el joven "del accidente de la fábrica" y le dijeron que sí, que el chico había fallecido. "Desde un principio supe que era él. Ahora solo queda aprender a vivir con este dolor y ver que la justicia haga algo. Realmente son muchos los jóvenes que están falleciendo en accidentes", destacó.
Enzo había cumplido 21 años pocos días antes de morir, el 11 de julio. Era sanjuanino pero mucho tiempo vivió en Chile, incluso allá estudió barbería. Estaba planificando volver a aquel país para trabajar, dado que acá se le dificultaba mucho la situación. Sin embargo, el destino estaba escrito de otra manera.
"Da mucha impotencia. No quiero vivir con odio porque pienso que este chico no salió a matar. Mi hijo salió a que lo maten. Ha sido imprudencia, a lo mejor si venía manejando con una velocidad menor, mi hijo lo tendría acá. La muerte fue instantánea. Ahora el conductor está trabajando y el alcoholemia no le dio nada bien. Sigue su vida como si hubiera matado un perro pero no es así. No quiero llenarme de odio pero quiero que se haga justicia", confesó la mujer que aún espera un pedido de perdón del conductor o el pésame por la tragedia.
Para la familia, su hijo se fue preparando inconscientemente para la muerte. Es que era muy creyente de San Expedito y justo desde un año antes de morir comenzó a visitar todos los 19 de cada mes, el santuario. "No tengo explicaciones de por qué se apegó a él. Además se le dio por ir todos los 16 a la misa por el Curita Brochero", finalizó la mamá.
