El pasado 11 de octubre, un interno del penal de Chimbas fue asesinado tras una gresca. La víctima fue Andrés Alejandro Rosselot, quien cumplía una condena por el homicidio de un agricultor de la zona de Pedernal. Fue atacado con armas de fabricación casera y murió por los puntazos que recibió.
Los investigadores señalaron como sospechosos a los hermanos Díaz, que fueron condenados por el asesinato de la bebé Uma Calvo durante un tiroteo que se produjo en el interior del barrio Los Cardos en el departamento de Pocito. La investigación del hecho está a cargo del Cuarto Juzgado de Instrucción que conduce Martín Heredia Zaldo y la esposa del fallecido quiere ser querellante en la causa.
Su abogada Filomena Noriega detalló que "estamos preparando todo para la presentación y ella encontró varias irregularidades, ya que desde el Servicio Penitenciario Provincial no le informaron de la gravedad de su estado. Apenas llegó al Hospital, él falleció. La gresca fue una más de las que venían manteniendo ya que peleaban por el espacio y por las cosas. La situación de encierro alimentó la tensión".
Destacó que Rosselot mantenía frecuente contacto con su esposa e incluso planeaban tener hijos. "No descartamos accionar contra el Servicio Penitenciario Provincial ya que la cárcel no debe ser un lugar de castigo, así lo marca la ley. Todo lo contrario, quienes cumplen sus condenas deben poder estar a salvo, resguardados y al salir, reinsertarse en la sociedad. Con los elementos que reunamos, podremos accionar en lo civil", sentenció la letrada.
