El pasado 21 de junio, José Luis Alé Maldonado apareció muerto en su celda del Pabellón 5 del Sector IV, del Servicio Penitenciario Provincial. Ante esto, el juez Guillermo Adarvez dispuso hace una serie de allanamientos para saber qué ocurrió, a raíz también de que existía el dato de que el fallecido usaba un celular para mantener contacto con su familia y que al momento de ser asesinado desapareció.
El abogado de la familia, Alberto Caballero, aseguró que en los últimos días el teléfono móvil apareció y ahora está siendo analizado para conocer la lista de llamadas entrantes y salientes que se realizaron en todo este tiempo, como así también los mensajes de texto. "El proceso de investigación está encaminado con las escuchas de las llamadas, los mensajes de texto y el manejo de las redes sociales", explicó el abogado en radio Sarmiento.
Según explicó, "es un proceso de investigación largo por parte de la policía, en el que de alguna manera se está esclareciendo de forma parcial el homicidio".
El caso
El estudio forense confirmó que el joven había muerto por asfixia tras ser estrangulado y golpeado, lo que echa por piso la primera hipótesis que manejó la justicia de que había sido un suicidio. Inicialmente se pensó que se había ahorcado con una sábana en la celda y los compañeros, al ver este escenario, trataron de reanimarlo. Sin embargo, la autopsia señaló que lo mataron dos o más personas.
El pedido de nueva autopsia se dio después de que los padres de Alé observaran hematomas y arañazos en el cuerpo. La familia cree que se dieron en un intento de defenderse ante una presunto forcejeo que luego terminó con su muerte. El interno, que cumplía condena de 13 años de prisión por matar de un cuchillazo a su cuñado Julio Iturrieta, iba a conseguir siete días después el beneficio de salidas transitorias y supuestamente él tenía muchas ganas de salir en libertad.
