sábado, 18 de julio de 2015
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La carta es el reflejo de la conjunción de la bronca, el dolor y la indignación de una persona que se cansó de la inseguridad. Pero perfectamente puede trasladarse ese sentimiento a lo que sienten cientos de sanjuaninos por estas horas después de la serie de hechos delictivos de extrema violencia.
El domingo pasado a la madrugada, un hombre, Pablo Aguilar, recibió once puñaladas cuando trató de evitar que le robaran en su casa. Pudo salvarse gracias al estado físico que tiene y en estas horas volverá a su casa después de una semana de internación.
El lunes a la madrugada, otro hecho conmocionó a los sanjuaninos. Esta vez tuvo el peor final. Un hombre identificado como Jorge Moreno recibió un tiro en el pecho en un confuso episodio que aún está siendo investigado y que pasó de la hipótesis de robo a crimen pasional.
Este viernes, otro muerto dejó mal a los sanjuaninos. Esta vez el agente penitenciario, Ángel Rubén Elizondo fue la víctima que trató de evitar un robo en una metalúrgica y recibió un disparo en el torax, de entrada y salida, y falleció dos horas después en el Servicio de Urgencias del Hospital Rawson producto de la hemorragia. La bala le atravesó el abdomen y el final fue inevitable.
En el contexto de esta serie de hechos lamentables circula una carta que ya se viralizó en la provincia y que refleja el pedido de más seguridad no solo en Capital sino en toda la provincia. La carta está dirigida al gobernador José Luis Gioja y su autora es Micaela Taboada Gil, una ciudadana que fue víctima de la inseguridad varias veces y que se vio movilizada por el robo a su amigo, Pablo Aguilar.
A continuación la carta completa
SR. GOBERNADOR ING JOSE LUIS GIOJA:
Usted como representante del estado tiene la responsabilidad indelegable de proveer y asegurar niveles aceptables de seguridad pública y protección a los ciudadanos –tanto en nuestra integridad física, como también a nuestro patrimonio. Es nuestro derecho inobjetable como ciudadanos exigir que dicten un estado de emergencia en seguridad, que incluya; políticas de prevención, gestión de las fuerzas policiales y de seguridad y la administración de justicia penal.
Pese a que los niveles de inseguridad con los que convivimos son inaceptablemente elevados, el discurso oficial insiste en negar la realidad cotidiana, al igual que muchos de los medios oficialistas; nos asaltan, amenazan, roban y matan sin escrúpulos y sin una respuesta por parte del estado que debería salvaguardar nuestra seguridad; recibimos maltratos cuando vamos a hacer denuncias y la falta de experiencia de la policía hace que pocas veces se atrape a los responsables. Las mafias se multiplican y los negociados entre efectivos policiales, o agentes de seguridad privada y los malvivientes hacen que nos sintamos ante un total abandono a nuestra suerte. Tenemos muy en claro que la inseguridad y la violencia son los principales males que enfrentamos y sentimos la necesidad y urgencia de abordar este flagelo y tomar la firme decisión de combatirlo.
Creemos que corresponde enfrentar al delito y la violencia con propuestas concretas en materia de políticas públicas de seguridad, las que deben ser implementadas de inmediato.
Tenemos la convicción que la urgencia y la gravedad de la situación actual ya no se puede corregir con medidas aisladas.
Tampoco se puede corregir la situación de inseguridad con medidas demagógicas o ficciones legales, en una época en que los actos proselitistas abundan, necesitamos respuestas concretas y un plan de acción a seguir.
Los hechos delictivos no distinguen barrios ni condiciones sociales, estamos todos desprotegidos, exigimos un plan común de patrullaje, prevención situacional, control de armas; además del entrenamiento físico correspondiente de las fuerzas y la capacitación requerida para el desarrollo de las tareas policiales. También es necesario optimizar el uso de los recursos institucionales de inteligencia y contrainteligencia criminal para la seguridad pública conducentes a la prevención del delito y a la persecución de delincuentes.
Sabemos que la policía sola no puede, por eso es que también es importante aumentar el control de las empresas y agentes de seguridad privada, auditar e inspeccionar las tecnologías que aplican y controlar el personal y el arsenal empleado.
Desarrollar un sistema más estricto de control de armas. .
Las políticas de seguridad son una cuestión de Estado, por encima de las distintas banderas políticas y no escuchamos a ningún exponente de ningún partido tomar las riendas ante esta situación. Queremos ponerle fin al estado constante de pánico con el que vivimos, no queremos más heridos ni muertos!!! Queremos respuestas ya!!