jueves, 10 de abril de 2014
23:06
Finalmente Alejandra Ríos la madre de Camila Brusotti, la pequeña de ocho años que fue brutalmente golpeada el año pasado, rompió el silencio y habló con la prensa. En diálogo con Radio Sarmiento, la mujer culpó a Pedro Oris de los golpes que recibió la nena y que la dejaron en terapia intensiva por casi dos meses.
Ríos contó que todo comenzó un día antes de aquel viernes 25 de octubre. "Todo comenzó el jueves, cuando ella regresó del alto, que es el lugar donde tenían los animales, su cabra y su famoso caballo. A mi no me dejaba ir porque me decía que yo tenía a su hijo, llevaba un Oris en su panza y me dejaba encerrada en el rancho", comenzó el relato sobre lo que pasó aquel día.
"Al regresar Camila venía con otra ropa que no era suya y él me dijo que se había caído del caballo y le pregunté cómo pudo ser si ella le teme a los caballos porque tuvo una mala experiencia a los 3 o 4 años. Me dijo que me callara y que lo que él decía era lo que se hacía. Entonces la mandó a bañar. Entramos al lugar donde dormíamos y me dijo que nunca lo contradijera delante de la niña. Me empujó contra la cama, me empezó a pegar y asfixiar. Me tomó del cuello y me empezó a hacer presión, a golpear y me dijo que me defienda. Me rompió la ropa, fue a la cocina, trajo el arma y me la puso en la panza, yo tenía casi 8 meses de embarazo. Me dijo 'te voy a matar. No me importa que lleves un hijo mío. Yo te voy a matar'", prosiguió con su relato, notoriamente consternada.
"Todo eso ocurrió el jueves. El viernes, al levantarme como todos los días, lo despierto para que nos preparemos para llevar a Camila a la escuela porque me llevaba a mi a la escuela y luego la llevaba a ella y me dijo que no nos iba a llevar a ningún lado. Me dijo 'vos no te merecés nada, sos una mala mujer, andate sola'. Le dije que Camila tenía que ir a la escuela y me dijo que no iba a ir y que me fuera sola. Tenía terror, agarré el auto y me fui. Era mi último día en la escuela porque empezaba la licencia por maternidad. Al regresar a la casa como a las 14, entro al rancho y la veo durmiendo. Me pareció raro porque era muy temprano para estar durmiendo la siesta y me dijo que estaba durmiendo que no la molestara. Entonces la voy a tocar y me dijo 'no la toqués. Está durmiendo'. Le contesté que yo la quería tocar y darle un beso porque no la había visto en todo el día. Entonces me dijo 'no la toqués. No aprendes más. Te gusta que te peguen. Es la única manera que aprendés. Anda comé si querés, sino acóstate'. Por eso me recosté y Camila nunca se despertó en ese momento. Camila miraba hacia una pared, yo le veía la espalda", explicó.
Sin embargo lo peor estaba por venir. Alejandra explicó que "alrededor de las cinco de la tarde Camila se levanta y va al baño. Me dijo 'me voy al baño y nos vamos al alto'. Me levanto, me empiezo a vestir y me dice 'vos no vas a ningún lado, vos te quedas acá'. Le dije que ya estaba de licencia, que tenía más tiempo para descansar, me puedo acostar tarde' y me dijo 'no vas a ningún lado porque tenés que cuidar a mi hijo'. Él sabía que esperaba una nena pero él siempre decía que era un varón y nadie de su familia sabía que era una nena".
"Siento a mi hija que hace mm, mm. y me pongo un pantalón, salgo corriendo, y él venía con Camila desmallada en sus brazos, completamente mojada, su pelo, su ropa. Y empiezo a gritar 'Camila qué pasó', 'hija qué pasó' y él me decía que me callara porque iba a despertar a todos. Él le hizo respiración boca a boca. Llamé al ECI, que es el servicio de emergencia que pago porque mi hija no respiraba, convulsionaba. Le pregunté qué pasó y me dijo que se había caído del caballo y que hiciera lo que él me decía sino me iba a matar", explicó Alejandra Ríos quien justificó que ese día cuando agarró el auto para ir a la escuela no quiso llevar a la nena porque ella entraba a la institución a las 7.15 y Camila ingresaba a las 8.
Además confesó que estaba ella atrapada en el miedo y Camila también. "Él me miraba y me paralizaba. Con una mirada de él sabía que teníamos que hacer", finalizó la mujer confesando que mientras la nena estuvo internada, él la obligó a practicarle sexo oral con un arma sobre la cama en el rancho donde vivían.