viernes, 7 de febrero de 2014
19:13
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Micaela Navarro, de 16 años, se llevó la peor parte en el vuelco de un utilitario en el que viajaba con su familia, ocurrido ayer en la ruta nacional Nº 147, unos 14 kilómetros al oeste de La Calera en San Luis. La adolescente sufrió un fuerte traumatismo de tórax, por lo que está en terapia intensiva, con ventilación mecánica.
"Está grave y su pronóstico es reservado”, informó Sergio Allende, director del Hospital San Luis.
El accidente sucedió cuando viajaba en una Renault Kangoo junto a sus dos hermanos, de 14 y 9 años, y su padre Damián Navarro, de 39 años. El hombre quien conducía, se habría quedado dormido, perdió el control del rodado y dio varios tumbos en la banquina del carril contrario.
Los heridos salieron por sus propios medios y fueron trasladados al Hospital San Luis en la camioneta de un familiar que iba detrás de la Kangoo. Pero no le dieron aviso a la Policía.
"La paciente recibió los golpes más fuertes, por lo que le colocamos un drenaje torácico para evacuar el aire. Después la derivamos a terapia intensiva”, explicó Allende.
Los hermanos de Micaela fueron atendidos en la guardia de Pediatría, pero luego recibieron el alta.
Según lo que le manifestó a la Policía la madre de la adolescente, Andrea Chirino, de 37 años, el vuelco fue cerca de las 7:30 a la altura del kilómetro 850 de la ruta nacional, en el ingreso al paraje Bella Estancia.
"Tomamos conocimiento del accidente una hora después, porque como en la zona no hay señal, los damnificados avisaron cuando llegaron al hospital”, informó el oficial principal Juan Carlos Moreira, jefe de la Subcomisaría 5ª de La Calera.
"La familia venía de San Juan, del departamento Chimbas y habían planeado quedarse hasta el domingo y recorrer las distintas localidades turísticas de San Luis”, agregó.
Unos diez kilómetros antes del accidente, Eduardo Navarro, hermano de Damián, quien iba al mando de una Ford Ranger, le hizo cambio de luces al conductor de la Kangoo para que frenara y avisarle que no se sentía bien para seguir camino.
Para no perder tiempo, decidieron que Chirino se pasara de vehículo, para conducir la Ford, y Eduardo ocupara la butaca de acompañante del utilitario.
"La mujer suponía que si no se hubiera cambiado de vehículo era probable que el accidente no hubiera ocurrido, porque mientras ella venía en la Kangoo le hablaba y cebaba mates a su esposo, para que no se durmiera”, confió Moreira. "También calculó que el rodado empezó a volcar cuando circulaba a unos 110 kilómetros por hora”, refirió.
Fuente: El diario de la República