Un daño que no tiene nombre. Así definió Mónica Sefair, defensora oficial de Carlos Brizuela el horror que vivió este hombre en el penal de Chimbas por una denuncia de abuso sexual. El hombre fue acusado en San Luis de abusar de su hija y con el tiempo la niña aseguró que fue una mentira para vengarse porque él estaba de novio y había dejado a su madre.
Lo cierto es que por este delito fue condenado en San Juan a 16 años de prisión de los cuales cumplió tres y esta semana quedó libre. Ahora, el hombre iniciará un juicio al Estado por los años "que se comió" injustamente por errores procesales. "Es un daño muy grande, él debe ser resarcido por los tres años y medio de su vida que no vuelven atrás”, sentenció la abogada en radio Sarmiento quien subrayó que la decisión de pedir un resarcimiento civil a la provincia estuvo pensado desde antes que recuperara la libertad.
"Siempre supo que iba a quedar en libertad", sentenció Sefair quien subrayó que más allá de eso, por momentos el dolor y la impotencia en el hombre lo llevaron a pensar en suicidarse por el grave daño psicológico que estaba sufriendo en el pabellón de violadores. "Un delito como este provoca una grave lesión moral, social, familiar e incluso psicológica en él y en su familia... Me dijo que quería suicidarse cuando lo condenaron, que no aguantaba más, pero yo le dije que si lo hacía iba a quedar como culpable", finalizó la mujer.
El hombre después de la excarcelación fue puesto a disposición de la justicia de San Luis donde se registró la denuncia pero por lo visto le dictarán la falta de mérito ya que no hay pruebas de que el caso de abuso se concretó.
