Incendio voraz

Ana Lara: “40 años de trabajo se fueron con las llamas"

La dueña de la mueblería San Cayetano habló con Diario La Provincia y aseguró que con este incendio perdió “40 años de trayectoria”. El fuego devoró la fábrica y la mueblería en el barrio Villa del Carril.
miércoles, 14 de agosto de 2013 00:01
miércoles, 14 de agosto de 2013 00:01

Desconsolada. Así estaba Ana Lara, la propietaria de Muebles San Cayetano anoche tras la explosión e incendio de su fábrica en el Barrio Villa del Carril. La misma tuvo consecuencias lamentables ya que produjo pérdidas totales. "Una hora y cuarenta se demoró la dotación de Bomberos en llegar. Hemos trabajado 40 años en esto y mire cómo quedó todo. Qué pasaba si hubiera habido niños. Es una vergüenza lo que ha pasado. Todos  los vecinos se portaron de maravilla. Cuando llegaron los bomberos ya estaba todo  destruido”, destacó a Diario La Provincia Ana quien con la voz partida no dejaba de reclamar por la ayuda que no llegó a tiempo.

La mujer se encontraba en su casa cuando sintió una explosión en la fábrica e inmediatamente después se dirigió al fondo para ver qué pasaba. En ese instante vio cómo las llamas se elevaban a varios metros de altura y los vecinos de manera veloz llegaron para ayudar a bajar el fuego. Con baldes llenos de agua y mangueras los vecinos intervinieron para ayudar hasta que hora después llegó la primer dotación de bomberos provenientes de Rawson.

"Se me apagó la luz y sentí la explosión. Entonces me fui al fondo y vi todo. Empezaron a llegar los vecinos a ayudarnos pero se demoró una hora y media. Es todo material combustible. Usted sabe lo que significa el machimbre es como la nafta. No podíamos sacar los matafuegos porque corríamos peligro si entrábamos. Es una vergüenza que en Capital no haya un camión de Bomberos que nos salve la vida y por eso nuestra fuente  laboral se destruyó en tan poco tiempo”, señaló con voz desgarradora la mujer.

"Hace más de 40 años estamos nosotros en esto. Nos hemos hecho de abajo. Está todo el barrio de testigo. Era una empresa humilde que trabaja con mucho esfuerzo. Son 40 años de prestigio. Yo llevo adelante esto con ayuda de nuestros hijos y  mi marido lamentablemente está muy enfermo y no queremos que se entere de nada porque se puede morir. Yo estoy todo el día acá, desde temprano para abrirle la puerta a los empleados y sólo los domingos descansaba”, dijo entre lágrimas Ana Lara.


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