Opinión

El enfermo encanto de Grey

lunes, 2 de marzo de 2015 12:21
lunes, 2 de marzo de 2015 12:21
Por: Ivan Grgic 
 
Las citas, comentarios y análisis que hombres y mujeres han pensado sobre sí mismos a lo largo de la historia, pueden unirse dentro de un gran catálogo antropológico. Entre esos capítulos están las pasiones, fuerzas interiores que empujan a las personas para el desarrollo de sí. El miedo es una de esas pasiones que puede sacar a la luz lo profundo o, en situaciones extremas puede transformarse en terror, que conlleva un aspecto paradójico: el terror atrae.

El terror, miedo en su máxima expresión, aparece con la ausencia del control y de la razón. Para narrar esas situaciones, libros y films han surcado muchas décadas con un abanico de posibilidades: lo demoníaco, las matanzas de asesinos seriales o los muer tos vivos. La atracción pareciera tener que ver con cierta necesidad casi física de sentir miedo, como si en ese momento se estuviese en contacto con un nivel "animal” e irracional de sí. Esa experiencia llena de adrenalina real tiene otro dato: sabemos que la narración no es real. Al decir del gran Alfred Hitchcock: "a la gente le gusta tener miedo cuando se sienten seguros".

En ese juego interior las personas tenemos cierto morbo de llevar el experimento hasta el límite de lo real, o más allá. Por ejemplo en San Diego, California, se propone vivir la propia película de terror en la Finca McKamey. Las propuestas son tan escalofriantes que exceden los alcances de la sensatez: ¿porqué las personas podríamos llevar la experiencia de terror superando nuestros propios límites? Y, peor aún, ¿porqué el terror puede ser un modo siempre actual de atraer?

En estos días, la psicóloga estadounidense Miriam Grossman escribía sobre las marketineras sombras de Grey: "su mensaje tóxico está calando en nuestra cultura, y puede sembrar ideas peligrosas en la cabeza… El abuso ni gusta ni está genial. Nunca está bien, bajo ninguna circunstancia…Christian disfruta dañando a las mujeres de las formas más raras…. En el mundo real, este cuento hubiera acabado mal, con Christian entre rejas, y Ana en una institución, o en el depósito de cadáveres”. 

También se ha visto en la semana a tres jóvenes amigas francesas partir de su país hacia los grupos de entrenamiento de ISIS, que continúa subiendo a las redes sociales las matanzas con fuego y cuchillo, generando una atracción enfermiza en muchos jóvenes europeos que empiezan a creer que el terror es la mejor forma de expresar lo interior, superando los límites de libros y películas. 

Seguir más allá del terror es ir más allá de la cordura y el juicio, más allá de su atracción. "Terror” fue el título que sintetizó el final del S XVIII en Francia debido a la brutal represión de los promotores del terrorismo de Estado y es obvio que no ha sido el único en la historia del mundo. Muchos pueblos sufren el terror social conducido por sus propios líderes, autoalabados por sus objetivos a tal punto que aterrorizan a su gente para atraerlos irracionalmente hacia sí. 

No faltan candidatos para las próximas elecciones que quieren atraer votos aterrorizando al pueblo. No faltan actuales legisladores que anuncian una "campaña violenta”, ufanándose en el poder de "ganar las calles y plazas”. No faltan adherentes políticos que esperan un año de una literal lucha, ansiando una contienda que no termine en el remanido "triunfo y fiesta de la democracia”, sino en la destrucción de los oponentes.

Las pasiones argentinas, esas que nos unen en estos días de Fiesta del Sol y configuran nuestra cultura, podrían sentirse atraídas y cobijadas en el terror. Pero, con la racionalidad de un sano humanismo y en palabras del Fiscal Strassera, debieran repetirse a sí mismas: "nunca más”. El pueblo del 18F y el 1M es uno solo en la fraternidad, que ninguna atracción terrorífica debe separar.

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