Malas notas

He podido observar esta semana algunas noticias que llegan del exterior y que nos obligan a pensar cómo ven desde afuera a nuestro país, lo que representa gran importancia toda vez que como nos miren nos tratarán.
domingo, 18 de mayo de 2014 09:59
domingo, 18 de mayo de 2014 09:59

Por Raúl Moreno. Contador Público. MBA

Ya se sabe que la culpa es siempre del árbitro, porque está "comprado”, no sabe de fútbol, no es imparcial, etc. y es posible que el árbitro alguna vez se equivoque, pero hemos confiado en él para que dictamine y no lo podemos desconocer.

La tendencia del gobierno argentino y de sus simpatizantes es responder una crítica con otra crítica y dedicarse a desvalorizar a los otros en vez de mirar sus propios defectos, por eso, seguro, la culpa la tendrá el árbitro siempre.

No se privan tampoco de acusar de "antiargentinos” a los que se atreven a hacer alguna pregunta incómoda o inoportuna que objete, de alguna forma, la historia oficial. Tal vez sea por eso que los comentarios que se formulan dentro del país se hacen con temor, a nadie le gusta recibir críticas o que piensen que no es patriota.

Dicho todo esto, he podido observar esta semana algunas noticias que llegan del exterior y que nos obligan a pensar cómo ven desde afuera a nuestro país, lo que representa gran importancia toda vez que como nos miren nos tratarán.

Por un lado se conoció el rating de sujeto de crédito de los países y empresas latinoamericanas emitido por la consultora Standard & Poors.

Así nos enteramos que Chile es el país con mejor calificación ya que brinda mayor seguridad a las empresas por su capacidad de pago de la deuda y que, en el otro extremo, están Venezuela y Argentina que son los últimos de la tabla.

Las calificaciones de la agencia tienen distinto significado. Los países cuya calificación es AAA, AA, A y BBB tienen el "grado de inversión", es decir que se los considera capaces de pagar sus deudas soberanas. Mientras que el resto de los países, aquellos que tienen una calificación entre BB y D, se encuentran en el "grado especulativo" para invertir, en donde las tasas de retorno son más elevadas, pero son mayores también los riesgos de una cesación de pago.


Standard & Poors analiza periódicamente un amplio listado de países y empresas, en Mayo de 2014, la Argentina es el país con menor calificación, no solamente en Latinoamérica, sino en el mundo con un CCC+, que es la calificación de Argentina como estado soberano. Sus empresas también tienen el privilegio de tener las menores notas empresariales de la región con excepción de algunas ubicadas en remotas islas caribeñas.

Moodys, otra agencia, es un poco más generoso con nuestro país, es su rating no estamos en el último segmento ("Riesgos sustanciales”) sino en el penúltimo ("Altamente especulativo”)

A mayor riesgo, todos los proyectos son "castigados” con tasas de descuento más altas, volviendo a los Valores Actuales Netos negativos y, como consecuencia, a los proyectos de inversión poco (o nada) atractivos.

Por otro lado también se conoció el ranking de las 2000 mayores empresas del mundo, publicado por la revista FORBES, donde un año más, Brasil sigue siendo el país latinoamericano que cuenta con más empresas importantes con un total de 25, si bien Petrobras ha perdido diez posiciones en un año y casi una decena ha dejado de pertenecer a este grupo. En la región lo sigue México con 16 empresas, Chile con 8, Colombia con 6, Venezuela con 2 y Perú con una. Pero lo llamativo es que Argentina no aparece, tal vez porque YPF pertenecía a la hispana Repsol y a Techint se la considera italo-argentina. Lo cierto es que ninguna empresa argentina tiene el tamaño suficiente para integrar esta lista.

A simple vista parecieran dos ratings que no tienen mucho que ver entre sí, pero si nos ponemos a pensar, la mala fama ahuyenta la inversión y sin inversión las empresas no subsisten o tienen que ser pequeñas. Es como aquellos arbustos del desierto, son pequeños y no crecen mucho por la carencia de agua.

Es indudable que este es un nuevo escenario que presenta la Argentina, donde el Estado es un protagonista fundamental de la economía y la iniciativa privada es menos importante.

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