Con barbijo que le cubría gran parte de su cara, Soledad Pastorutti fue anoche a la plaza de Villa Carlos Paz para ver el tradicional atractivo turístico que tiene la zona: el Reloj Cucú que el año pasado cumplió 62 años en el lugar. Éste es uno de los principales íconos turísticos de esta ciudad del Valle de Punilla en Córdoba y la cantante quiso disfrutarlo con su gente.
Con el celular en mano, para captar el instante en el que el "pajarito" de madera sale y canta antes de volver a ocultarse tras la puertita de su casa, la Sole comenzó a registrar todo lo que pasaba en el lugar. "Vamos a ver el Cucú", adelantó en una grabación tipo selfie donde se ve de fondo la gente apostada frente al ícono en una noche que parece espléndida.
Sin embargo algo sorprendió a la cantante. Una voz en altoparlante trasladó al lugar la promoción e invitación para el show que ella brinda en el teatro Luxor de Villa Carlos Paz. "Por primera vez Carlos Paz recibirá durante toda la temporada de verano a la estrella...", se escucha en el audio mientras la compositora abre grande sus ojos.
Finalmente y después de la espera, se ve la escena que tanto estaba esperando y logra registrarla con la cámara de su celular.
La noche en la que habló de todo
El viernes pasado en la noche, la Sole estuvo en el programa Los Mammones (América) y lo que declaró sorprendió a los seguidores. Es que reveló que antes de ser famosa era canillita y que también fue amiga de Diego Armando Maradona.
“Diego venía siempre a verme. Me vino a ver al primer Gran Rex, cuando yo recién desembarcaba acá. Me acuerdo que bailamos un chamamé. Fue increíble. También esa noche que vimos, que ahora se hizo muy popular con su partida y yo la guardo en mi corazón”, confesó a Jey Mammon.
La Sole nació en Arequito, al sur de Santa Fe y comenzó su camino del reconocimiento popular cuando tenía 14 años de edad. Hasta que llegaron los aplausos por sus actuaciones en el escenario, la compositora transitó el camino del trabajo como canillita.
“Trabajé de canillita. Era un diario que se llama ‘La Vidriera’ y era para avisos clasificados. Yo no lo podía vender, era de distribución gratuita. Yo lo distribuía, pero como quería sacar un manguito, hacía la carita del gato con botas. Tocaba la puerta y te hacía la carita del gato con botas y me daban”, recordó Pastorutti.
