Declaración

"Es terrible no poder contar con un familiar que te vaya a ver", recordó el Pepo sobre la cárcel

En el 2008, Pepo quedó preso y permaneció seis años y dos meses en la cárcel. Allí creció como músico.
sábado, 20 de julio de 2019 22:59
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El cantante de cumbia "El Pepo" y una corista de su banda resultaron heridos mientras un histórico trompetista y el manager murieron al volcar la camioneta en la que viajaban por la ruta provincial 63, en el partido bonaerense de Dolores, cuando se dirigían a dar shows en localidades de la costa atlántica, informaron hoy fuentes viales y policiales.

Pasado el mediodía, la fiscal de Dolores Verónica Raggio dispuso la detención provisoria para el músico Rubén Darío Castiñeiras, alias El Pepo, de 44 años, quien está internado con custodia policial, por el delito de "Doble Homicidio Culposo agravado y Lesiones Graves Culposas" hasta tanto analice las actuaciones o pueda tomarle declaración.

De confirmar que iba frente al volante, su condición es cada vez más delicada y podría significar su retorno a la cárcel, a 11 años de su última caída tras las rejas, en el 2008. "Después de haber estado seis años y dos meses preso, empecé a tomar la música como un trabajo", recordó el Pepo aquella experiencia en revista Crítica. En aquella ocasión recordó cómo fue su paso por la cárcel e hizo una fuerte crítica al sistema penitenciario nacional.

A continuación la entrevista

¿Fue difícil que te dejaran ensayar adentro del penal?
Fue recién a finales de 2011, principios de 2012, cuando llego a un módulo en Ezeiza en que había unos talleres de música medio abandonados. Por suerte hablamos y nos dieron cabida para arrancar con lo que había: un timbal, un tecladito, un bajo y dos guitarras criollas. Primero armamos un grupo que se llamaba “¿Cuántos años tiene Mirta?” y después “Bien de abajo”. Ensayábamos dos veces por semana y conseguimos parlantes, algunos instrumentos, un teclado nuevo. Nos juntábamos en el gimnasio y escuchábamos un tema como para sacarlo. Hacíamos covers. Cuando lo sacábamos, empezábamos a ensayar, hasta que armamos un showcito de 15 temas. Cada vez sonaba mejor. Tocábamos en el módulo para los eventos, como el Día del Padre, la Madre, el Niño y en algunos actos.

Más o menos para lo que debería servir la cárcel, ¿no?
Sí, igual la requisa a veces nos hacía alguna jugarreta con los instrumentos porque los guardábamos adentro de un cuartito al costado de la pasarela y aparecía todo inundado y se nos mojaban los parlantes que al ser madera se pudrían y no servían más. Después empezamos a salir y tocamos en el Museo Penitenciario en San Telmo, que podía entrar gente de afuera. Fuimos a Devoto y Marcos Paz y era la banda que querían ver todos.

Hasta que se cortaron las salidas...
Sí, porque llegó la denuncia de Clarín que decía que le daban salidas a presos para ir a joder y no era así. Eran salidas que a mí me sirvieron un montón porque fue lo que me dio la confianza para hacer música otra vez. No era al pedo, y lo mismo le pasaba a un montón de pibes que se esmeraban por ser mejores músicos y podían encontrar algo en qué ocuparse. Nos cortaron las salidas. Vinieron Patricia Bullrich, (Gabriela) Michetti y un par más al penal a decirnos que iban a apoyar todas las políticas de reinserción y al otro día salieron firmando una solicitada en Clarín para cortar las salidas transitorias. Me mintieron en la cara. Me dijeron que todo lo que tenía que ver con lo cultural y la reinserción lo iban a mantener.

La cárcel, ese infierno que no cambia

"Se habla mucho de la reincidencia pero no hay un programa para que cuando un preso sale, salga con un trabajo digno. En el Patronato del Liberado no hay psicólogos para atenderte, nadie que te contenga y poder largar toda la mierda que te pasa cuando salís de la cárcel y no conseguís laburo. Un montón de cosas hay que cambiar para que la cárcel sea lo que debe ser, un lugar en el que tomes conciencia de que la vida que estás llevando está mal. Hace unos días fui a tocar a Sierra Chica, y hay un hambre bárbaro. En los penales federales los presos trabajan y cobran un sueldo mínimo, pero en los de Provincia no. Y son lugares que están alejados y el desarraigo es muy grande. Es terrible no poder contar con un familiar que te vaya a ver porque vive lejos, porque no tiene los medios. Hay que hacer algo para que las cárceles estén mejor".

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