El granizo, ese fenómeno meteorológico que nos asombra y, en ocasiones, causa estragos monumentales, puede tener diferentes formas y tamaños, dependiendo del tipo de nube de tormenta que lo genera.
Desde pequeñas piedras de hielo hasta esferas enormes de más de 10 centímetros de diámetro, el granizo puede causar daños considerables a cultivos, vehículos, techos e incluso a las personas, informó el sitio especializado en meteorología Meteored.
¿Qué es el granizo?
El granizo es un tipo de precipitación sólida que se presenta en forma de piedras de hielo que caen desde las nubes durante una tormenta. Estas piedras pueden caer solas (granizo en seco) o acompañadas de lluvias torrenciales.
No todas las nubes de tormenta tienen el potencial de generar granizo, pero sí todas las piedras de granizo se forman dentro de una nube de tormenta, también conocida como nube convectiva.
Se considera granizo a cualquier cristal de hielo que se precipita desde la base de una nube con un diámetro mayor a los 5 milímetros. Estos pueden crecer dentro de la nube hasta alcanzar los 15 centímetros o más, y pesar más de medio kilogramo.
¿Cómo se forma el granizo?
El granizo se forma dentro de grandes nubes convectivas de tormenta, como los cumulonimbus, que se caracterizan por su gran desarrollo vertical. En ocasiones, estas nubes pueden alcanzar una altura de hasta 15 kilómetros, perforando la tropopausa con una protuberancia en el tope llamada “overshooting”. Estas nubes se pueden identificar a simple vista por su parte superior en forma de yunque y por la presencia de poderosa actividad eléctrica.
Dentro de estas nubes, las fuertes corrientes de aire ascendente y descendente son las responsables de mover las gotas de agua sobreenfriada desde la base hasta el tope de la nube una y otra vez, de arriba hacia abajo.
Cuanto más tiempo permanezca el granizo dentro de la nube de tormenta, mayor será su tamaño. A medida que la piedra comienza a colectar partículas de hielo y gotas en choques dentro de la nube, va aumentando su diámetro y peso. Este proceso puede ocurrir por el congelamiento de gotas de agua sobreenfriada o por la sublimación directa del vapor de agua sobre la superficie del granizo.
Tipos de granizo
Existen diferentes tipos de granizo según su formación y consecuencias:
Granizo pequeño: son las esferas de hielo más comunes y su tamaño varía entre 5 milímetros y 2 centímetros de diámetro. Estas pequeñas piedras de hielo pueden caer en grandes cantidades durante una tormenta.
Generalmente no provocan daños por impacto al caer, pero una vez en el suelo pueden fundirse parcialmente y unirse a otros pequeños granizos, formando grandes bloques de hielo que obstruyen el sistema de alcantarillado y provocan anegamientos.
Granizo medio: con un diámetro de 2 a 5 centímetros, estas piedras de hielo son más grandes y pueden causar daños a cultivos, vehículos, animales y personas que se encuentren a la intemperie. Suelen ocurrir durante el desarrollo de tormentas fuertes a severas.
Granizo grande y/o destructivo: en este caso, las piedras de granizo son grandes a enormes, con un diámetro superior a 5 centímetros (y en ocasiones superan los 10 centímetros).
Pueden romper vidrios, destruir completamente cultivos, dañar techos y causar lesiones muy graves a las personas. Son generados en nubes de tipo superceldas, que mantienen una vigorosa corriente de aire ascendente en el interior, lo que permite que la piedra venza la fuerza de la gravedad y se mantenga dentro de la nube por un largo tiempo.
Granizo irregular: en ocasiones, el granizo no tiene una forma perfectamente lisa y redondeada, puede ser cónico, alargado o con protuberancias. Los granizos que presentan aristas son doblemente peligrosos.
Granizo múltiple: a veces, varias piedras de granizo se fusionan en una sola dentro de la nube antes de caer. Estas masas de hielo pueden ser enormes, muy irregulares y causar daños significativos y destructivos.
Granizo con capas alternas: si cortamos una piedra de granizo por la mitad, veremos en el interior capas, unas más blancas y otras más cristalinas, concéntricas y alternas, similares a los anillos
