"Lo que pasó ninguno de nosotros quiso que pase". Con esas palabras, uno de los ocho rugbiers que aún está detenido tras las rejas aseguró que su intención, como el de sus compañeros, no era matar a Fernando Báez Sosa, aquel día de la brutal golpiza en Villa Gesell.
Blas Cinalli fue quien rompió el silencio y pidió sentarse ante el juez de Garantías de la causa. Según difundió Nosotros en la mañana, el acusado aseguró que no quisieron matar al joven. "Yo lo único que quiero decir es que lo que pasó ninguno de nosotros quiso que pase. Es así", sostuvo Cinalli quien habría tenido en ese momento a su lado a Máximo Thomsen, llorando por lo ocurrido.
Según difundió El Trece, esos dichos no cuentan como declaración formal en la causa y recordaron que en la indagatoria ante la fiscal de Villa Gesell, Verónica Zamboni, los diez rugbiers imputados se negaron a declarar respecto de lo ocurrido el 18 de enero último en la puerta del boliche Le Brique, donde mataron a golpes a Báez Sosa (18).
Ahora resta que se de a conocer la resolución del juez sobre el pedido de prisión preventiva formulado por la fiscal.
