Buscando articular diferentes sectores como herramienta de desarrollo económico, La Rioja trabaja en el proyecto de La Ruta del Olivo, conjugación sinérgica del turismo, industria y producción, merced a un proyecto estratégico del Gobierno de la Provincia a través del Ministerio de Planeamiento e Industria y financiado por el Consejo Federal de Inversiones (CFI).
UNA HERRAMIENTA PARA EL DESARROLLO
Tanto el sector público como el privado, apuestan con gran proyección éste instrumento que busca hacer crecer la competitividad del sector con el desarrollo de nuevos derivados vinculados al llamado "oro verde", dando crecimiento además a la única variedad autóctona argentina como la Arauco.
Respecto a ello y tras asegurar que ésta Ruta forma parte de la identidad riojana, el Ministro de Planeamiento e Industria, Rubén Galleguillo afirmó que uno de los propósitos es “colocarlo en un vector estratégico para que lo diferencie de otras economías regionales y que lo posicione en los mercados nacionales e internacionales. La Rioja posee una variedad eco típica única en el mundo que es la variedad Arauco. Estamos trabajando para certificarla con normas internacionales, que ya está presente y es reconocida en el medio internacional, pero queremos avanzar para darle un mayor valor agregado y que se traduzca en mejoras de la calidad de producto".
El ingreso de productos olivícolas al circuito del Mercosur, hacen que La Rioja tenga fuertes competidores no sólo a nivel local sino internacional, por lo que el funcionario ratificó que “estamos solicitando al Gobierno Nacional, a Cancillería y a quienes están negociando los tratados, la exclusión del aceite de oliva y la aceituna de la liberación de aranceles. Sabemos que la Unión Europea tiene prácticas protectivas sobre esta actividad y han denunciado las prácticas de dumping (competencia desleal) por parte de otros países. Este es un aspecto, y el otro es el acuerdo entre Egipto y el Mercosur por el cual se permite la entrada libre de aranceles por parte del país africano para conquistar los principales mercados latinoamericanos, como el brasileño, que es en dónde se destina casi el 80% de nuestras exportaciones".
Dicho proyecto constituye una estrategia de diferenciación y posicionamiento nacional e internacional de la aceituna de mesa y del aceite de oliva de La Rioja, y de promoción de la mejora de calidad de vida de todos los actores del sector. Es una herramienta de desarrollo económico de mediano y largo plazo en torno de la principal cadena agroalimentaria de la provincia, la del valor olivícola que ha colocado a La Rioja en el podio de la olivicultura nacional.
Se trata además de una oferta a la vez lúdica y educativa que ofrecerá, entre muchas otras posibilidades, visitas, convivencia con las familias productoras, visita y compra de productos en las industrias elaboradoras de aceituna de mesa y aceite de oliva, degustación de menús especiales en restaurantes, excursiones en el medio productivo, fiestas y eventos que se relacionan con los productos de la noble planta del olivo.
LIDER EN LA PRODUCCIÓN Y COMERCIALIZACIÓN
Con más de 27.000 hectáreas de olivo, La Rioja es pionera en el desarrollo olivícola argentino dado por la tradición y cultura arraigada en la vida de su gente que se remontan a más de 400 años de historia. Líder en las estadísticas nacionales respecto a cosecha, producción y comercialización, la provincia se asienta en un importante trípode productivo en Capital, Arauco y Chilecito, a quienes se suman otras regiones en menor escala.
UNA HISTORIA CUATRICENTENARIA
El Olivo Cuatricentenario, emblema indiscutible que identifica a los arauqueños, fue reconocido como el Padre de la Olivicultura en Argentina y declarado no sólo árbol histórico sino que desde 1953 es celebrado cada 24 de Mayo como el DIA NACIONAL de esta actividad agroproductiva.
Empresarios, cosecheros y bellas candidatas a portar honor en la fiesta conocida a nivel internacional, se reúnen en su honor. El histórico árbol se conserva en su hábitat natural cultivado con métodos tradicionales que incluye el riego por inundación y la superficie cultivada dividida en melgas.
Relatos históricos aseguran que, este noble árbol fue salvado de la tala masiva ordenada en toda América por el Rey Carlos III (de la corona española), en el siglo XVIII, ya que celosamente se anoticiaban de la rápida multiplicación de sus plantas y la excelencia de sus productos del varietal arauco. El colorido de la narración –afirman- fue que la única plantita fue tapada por una batea que doña Expectación Fuente de Ávila, utilizó como protección.
A partir de esa pequeña planta volvió a esparcirse la olivicultura no sólo en la Argentina, sino que también se llevaron estacas a Chile y Perú, justificando el atributo conferido por Decreto Nacional como “Padre de la Olivicultura” en 1946, mientras era declarado Monumento Histórico Nacional en 1980.