Judicial

"Vengo a darle de comer al gato": la declaración del acusado del robo a Sergio Massa

Enrique "El Gitano" Silva, detenido por entrar en las oficinas del Frente Renovador, acumuló 32 imputaciones en los últimos cuatro años, según la Justicia.
sábado, 20 de abril de 2019 10:26
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"Vengo a darle de comer al gato", "vine a llevar las bicicletas de Luis", "soy el técnico en computación", "soy del personal de reparaciones de aire acondicionado". Con esas excusas y otras Enrique "El Gitano" Silva, detenido a principios de este mes por el robo a las oficinas del Frente Renovador en Avenida del Libertador, logró ingresar en los últimos cuatro años a edificios, empresas, gremios y oficinas públicas para robar dinero, computadoras, celulares y hasta bicicletas.

Lo hizo sin armas, seguro de su personaje y ganándose la confianza de los encargados de edificios o empleados de seguridad que creyeron sus mentiras, le permitieron el ingreso y hasta lo lo ayudaron en sus simulaciones. Así llegó a robar en la Jefatura de Gabinete de la ciudad de Buenos Aires, en el canal de televisión ESPN, en la organización gremial "62 Organizaciones" y en la Obra Social de las Fuerzas Armadas.

La justicia lo acusó de 32 robos entre 2015 y 2019. El último fue el 24 de marzo pasado cuando entró a las oficinas del líder del Frente Renovador, Sergio Massa, en Avenida Del Libertador al 800 y robó tres computadoras. Fue detenido el 2 de abril por la Policía Federal por ese hecho, en una causa que llevaron el fiscal de instrucción Ariel Yapur y el juez Luis Schelgel. Sin embargo, Silva tenía orden de detención por todos los anteriores.

 Su prontuario, que incluye condenas y varias causas por estafa de comienzos de este siglo antes de una larga serie de imputaciones por robo, tiene más de 15 años. Silva, de 47 años y oriundo de la localidad bonaerense de José León Suárez, fue detenido en un hotel del barrio porteño de Balvanera y cuando fue indagado por los 32 robos se negó a declarar. Hoy está detenido en la cárcel federal de Marcos Paz.

"Era un estafador nato y muy habilidoso", le describe ante Infobae uno de los investigadores que trabajó en sus casos. "No usaba armas, se ganaba la confianza de los encargados o el personal de seguridad y casi siempre actuaba de noche o de madrugada", lo describe.

Silva repetía una forma de actuar: se presentaba en un lugar, daba una excusa para ingresar y se llevaba lo que podía. "Creemos que hacía inteligencia previa porque muchas veces daba el nombre de una persona del edificio o de la empresa. Así como pudo ingresar y cometer una treinta de hechos debe haber otros muchos casos en los que no logró su cometido", analizó la fuente.

A través del relato de las víctimas y de testigos de los robos, la justicia pudo reconstruir cómo actuaba y cómo fueron los hechos. Infobae accedió a las constancias judiciales de las artimañas de Silva.

La primera registrada ocurrió en junio de 2015 en un edificio de la avenida Pueyrredón. "Vine a llevar las bicicletas de Luis que están colgadas en la cochera para cambiarle el disco", le dijo al ayudante del encargado y así se robó dos bicicletas.

La tarde del 30 de julio de 2016, Silva llegó hasta la sede de la División Junta Permanente de Reconocimientos Médicos de la Policía Federal, en la calle Hornos al 700 y se llevó una notebook marca Lenovo con procesador Pentium Dual Core. A principio de mes se había robado otra bicicleta de un edificio de la calle Ciudad de la Paz. Esos rodados fueron un botín habitual para Silva: se robó diez, según la acusación que le hizo la justicia, algunas de marcas reconocidas como Schwinn y GT. Para ingresar a un edificio y llevarse una bicicleta dijo que era el hijastro de uno de los propietarios.

Lograr la confianza de sus víctimas era parte fundamental de Silva. Así a fines de diciembre de 2017 se presentó en una empresa de la calle Sarmiento al 600 y dijo que venía a hacer una reparación. Mientras el empleado averiguaba, "El Gitano" aprovechó el descuido y se llevó el celular y la billetera. Lo mismo hizo en enero del 2018 en el canal ESPN, en Maipú al 900 . Firmó unas planillas, un empleado de seguridad lo acompañó a una oficina y se llevó una cámara profesional para transmisión de eventos marca Panasonic.

"Vengo a darle de comer al gato", dijo Silva el 15 de marzo de este año en un edificio de la calle Moreno. Le dieron la llave de la oficina y su botín fue suculento: 52.500 pesos, cuatro notebooks, dos camperones marca Nike, 50 lapiceras marca Paper Mate con estuche y diez marca Parker, 10 llaveros, tres maletines marca Casa López, una ultrabook Samsung y cinco pendrives de 64 gigas.

A fines de enero fue hasta un hotel en el barrio de Belgrano. Dijo que había estado hospedado hacía poco tiempo y que se había olvidado una mochila. "Hablé con el encargado y me dijo que me la guardó en el primer piso", le comentó al empleado que lo atendió. Cuando el empleado fue a buscar la mochila, Silva le robó 300 pesos y el celular.

Uno de los trucos que Silva usaba para robar celulares era pedirlo para iluminar el trabajo que debía hacer porque se había olvidado la linterna. Eso hizo en noviembre del año pasado en la heladería Freddo de avenida Santa Fe y Montevideo. Se presentó como técnico en refrigeración. Dos empleados les prestaron sus teléfonos para reparar las heladeras. "Cuando nos quisimos dar cuenta se había ido", declararon los empleados.

Lo mismo hizo en la obra social de las Fuerzas Armadas. Se presentó para hacer tareas de mantenimiento en los aires acondicionado. A dos empleadas les pidió sus celulares porque el suyo tenía poca batería y debía iluminar. Cuando las mujeres notaban que Silva no regresaba le preguntaron a la gente de seguridad. "Dijo que iba a buscar herramientas", le contestaron. No volvió más.

Así también robó en un colegio en diciembre del año pasado. Se presentó como ingeniero en infraestructura y llegó hasta un aula donde había una maestra y una alumna. Les explicó que iba a instalar ventiladores en todas las aulas. Le pidió a la profesora su teléfono para iluminar su trabajo. Se fue del colegio sin devolvérselo.

En mayo de 2018, Silva fue hasta la sede de las 62 Organizaciones Gremiales Peronistas en la avenida Independencia al 3000. Dijo que iba a cambiar los filtros del aire acondicionado. A la empleada que lo atendió le pidió un vaso con agua. Cuando la mujer regresó, Silva se había llevado su celular.

El 11 de octubre de 2018 a las 21 horas Silva dijo que era empleado de una empresa de reparación de ascensores y que debía hacer el mantenimiento. Estaba en las oficinas que la Jefatura de Gabinete de la ciudad de Buenos Aires tiene en la avenida De Mayo al 500. La empleada de seguridad le permitió el acceso con una tarjeta mágnetica.

Al poco tiempo, Silva volvió y le pidió a la empleada que vaya al séptimo piso para estabilizar el ascensor desde la planta baja. Cuando la mujer se fue se llevó dos celulares y una tablet que estaban en el escritorio del hall central.

La noche del 27 de noviembre del año pasado se presentó en un edificio de la calle Lavalle al 1600 y le dijo al empleado de seguridad que era programador y que necesitaba las llaves de distintos departamentos para hacer trabajos. El vigilador le tomó los datos y le dio las llaves de cinco departamentos. El botín de Silva fue variado: un carrito de supermercado, una cartera de color negra, cuatro perfumes, toallas, repasadores y papeles varios, una cafetera Nespresso con su lechera y cápsulas de café y 17.000 pesos en efectivo.

Silva también robó en la Superintendencia de Seguros de la Nación, en la Universidad Abierta Interamericana. La justicia determinó que el saldo de los 32 robos que se le imputan fueron: 20 celulares, 15 notebook, 10 bicicletas, 71.155 pesos en efectivo, dos televisores LCD, una tablet y una cámara de transmisión.

Los investigadores descartan que Silva haya tenido de cómplices a los empleados de los lugares en los que robó. Cuando fue detenido no se encontró nada de sus atracos. "No se sabe el destino de lo robado pero no hay dudas que lo vendía", dijo uno de los investigadores.

La historia tiene claros patrones que se repiten: botines que podrían lograrse con un arrebato callejero en lugares de alto perfil y alto riesgo, oficinas estatales, sindicatos, empresas, burlar la seguridad con un cuento para llevarse un par de teléfonos o una bicicleta.

Entonces, ¿qué hay detrás del "Gitano"? ¿Hay algo realmente? Alrededor del hombre acusado de ladrón se tejieron versiones peculiares. Tras el robo a las oficinas del Frente Renovador, Cristina Fernández de Kirchner sugirió en un tuit una posibilidad de espionaje político. Massa mismo le respondió, con una frase genérica. Cuando la Policía Federal se lo llevó, Silva -según fuentes judiciales- le dijo a los efectivos que lo detuvieron que lo habían "mandado" a robar las oficinas del Frente Renovador.

Sin embargo, ese dato no consta en el expediente en su contra, es un simple trascendido. "El Gitano" se negó a declarar en su indagatoria.

A pesar de todas sus artimañas elaboradas, Silva cayó por un motivo muy simple, torpe incluso: cuando se presentaba como empleado de alguna empresa no mostraba ninguna acreditación  y para ingresar daba su verdadero nombre y documento de identidad, como hizo en la Jefatura de Gabinete de la ciudad y en las oficinas de Massa. Esa fue la forma de identificarlo y de iniciar las causas judiciales. 32 robos después fue detenido.

Fuente: Infobae 

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