"Podrás hacer tu descargo porque todos tenemos derechos a expresarnos libremente pero dejame decir que de nada vale tener años de experiencia". Con esas palabras, Jésica Flores comenzó una extensa carta que luego subió a la red social facebook destinada al doctor Armando Donati, quien realizó la liposucción que luego le costó la vida a Romina Flores, hermana de la joven.
Romina tenía 32 años y era madre de tres hijos. El 16 de diciembre de 2017 falleció después de casi un mes de estar en Terapia Intensiva tras someterse a la operación en la Clínica Matienzo del barrio porteño de Belgrano. Al quirófano había entrado el 14 de noviembre de 2017 y el médico hoy está imputado por aquel hecho.
"El problema no es solo la mala atención e intervención que tuvo Romy, sino el daño físico causado por sus manos, la negligencia, el abandono y las mentiras que hubieron antes, durante y después en todo ese tiempo en el que mi hermana estuvo viva hasta que falleció y luego también. Seguiís mintiendo pero no importa... nuestro justiciero es Dios y él nos ampara... por las malas decisiones que tomaste al no haberla derivado desde un comienzo, donde las primeras horas de su descompensación eran importantes para una buena mejora", dice un fragmente del extenso texto que Jésica publicó pidiendo justicia.
La joven asegura que el médico la dejó "toda la noche sin atención medica" y que luego la intervino quirúrgicamente por segunda vez en menos de 24 horas. Tras esa intervención, el profesional de la salud le habría dicho que Romina "estaba en el quirófano bien, estable, lúcida y consciente, que ademas ella estaba hablando".
"Cuando la vi fue todo lo contrario estaba acostada en esa camilla entubada toda morada, hinchada, inconsciente y sin respirar por sus propios medios con una respirador manual totalmente inestable. Si eso es entregarla sin riesgo de vida... y hablas de tu alta experiencia en mejorar la vida estéticas de las personas?", se preguntó.
