Cuando la pequeña beba llamada Leila Acosta ingresó a la guardia del Hospital Zonal de Santiago del Estero ya estaba muerta: tenía una herida de arma blanca de cuatro centímetros de profundidad. Sus papás le explicaron a los médicos y los efectivos que se había caído sobre un cuchillo y quedaron detenidos.
La pareja sostuvo en su declaración que los había despertado el llanto de su hija durante los primeros minutos del lunes. Mientras ellos dormían, la pequeña Leila se había caído de la cama. Como había muchos mosquitos, sus papás habían dejado en el piso un cuchillo para sostener un espiral y se lo clavó en el pecho.
Los investigadores esperan ahora el resultado de los peritajes dentro de la casa de la localidad de Los Telares donde vive la familia, para compararla con la versión de los padres.
El próximo paso de la Justicia será determinar si la eventual negligencia que cometieron podría transformarlos en culpables por la muerte de su hija y no descartan tampoco que sean acusados de “homicidio culposo”.
Fuente: Telefé Noticias
