El caso de María Teresa Ambrosini, la jubilada mendocina que fue multada por no usar casco y por no tener luces en su bicicleta generó polémica y molestia en todo el país. Había contado que el mal momento lo atravesó antes de viajar a San Juan a visitar a su hija que estudia en la provincia.
A pesar de que las autoridades policiales señalaron que fue un error de procedimiento y se le devolverá el dinero de la multa, la mujer tiene miedo a posibles "represalias" y anunció que le dará un fin muy noble al dinero que le devolverían de la multa.
Por la falta de criterio que aplicaron las autoridades se le hizo una multa de $14.000 que finalmente quedó en $8.550. Si le devuelven ese dinero, y según dijo en el programa Otra Manera de MDZ Radio, lo utilizará para regalarle casco, luces y cubiertas nuevas a un hombre humilde que la ayuda con algunas tareas en su hogar.
Igualmente, la jubilada señaló que aún no sabe nada de lo que anunció esta mañana el jefe de la Policía Vial sobre la devolución de su dinero. "No sé nada. Anoche yo llego a mi casa y viene un patrullero y me notifica que mañana me tengo que presentar a las 8 en tránsito en San Martín".
El caso
"Tengo una hija estudiando en San Juan, pagando una casita y cuando me dijeron que debía pagar $14.800 pensé que son dos meses que podría haberle mandado a mi hija para el alquiler donde ella vive",comentó María Teresa en entrevista con TN.
La mujer contó que salió de su casa para poder "mover las piernas" y decidió ir a comprar pan a dos cuadras de su domicilio, cuando la policía de tránsito la interceptó.
"Vi que del aparatito salió un papelito pero no veía claros los números, cuando me lo dieron y miré la cifra casi me dio algo. Pagándola de forma voluntaria me hicieron un descuento y me quedó en $8550, que también es una barbaridad. Mis vecinos me vieron llorar y me ayudaron a pagar la multa para que esa tarde pueda irme a San Juan con mi hija", resaltó.
Por último recordó que de los "bollitos" de pan que había comprado, guardó uno y lo trajo a la provincia para quedárselo como "reliquia" del mal momento que vivió.
