Judicial

"Primero tiene que pasar algo" le respondieron a una familia que pidió protección de un agresor

Un juez le permitió a un hombre condenado a 18 años de cárcel tener salidas transitorias para trabajar con un amigo.
viernes, 26 de octubre de 2018 22:18
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Un hombre condenado a 18 años de prisión por haber matado a su pareja de 15 puñaladas recibió el permiso para salir a trabajar con un amigo. Ocurrió en la ciudad santacruceña de Caleta Olivia. La autorización fue otorgada por el juez Juan Pablo Olivera. Los familiares de la víctima denunciaron que no recibieron información y pidieron “protección” ante la salida del femicida. “Primero tiene que pasar algo”, fue la respuesta que recibieron. 

El 6 de junio de 2009, Gabriela Montenegro de 29 años fue vista por última vez en un cumpleaños familiar en Pico Truncado. La buscaron intensamente, hubo allanamientos y rastrillajes. Durante todo el proceso su madre apuntó contra la pareja de Gabriela, Mario Bosso, que ya había sido denunciado por violencia doméstica. Cuando se cumplieron 27 días de búsqueda, familiares de la joven fueron a verlo y le suplicaron por la aparición de Gabriela viva o muerta. Al día siguiente el cuerpo fue encontrado en la Laguna de los Patos. Tenía 15 puñaladas y lo habían plantado ahí porque esa zona ya había sido analizada.

En 2011, Bosso fue condenado a 18 años de cárcel. El juicio terminó en insultos porque la familia de Gabriela tenía expectativas con que se le diera perpetua, un reclamo en el que coincidió lo planteado por la fiscalía. Ahora se supo que, sin siquiera haber cumplido la mitad de la condena, Bosso logró que la Cámara Criminal de Caleta Olivia, a través del juez Juan Pablo Olivera, le permita salir a trabajar a la empresa de un amigo.

Yaela es la hija mayor de Gabriela. “Nadie nos avisó nada, ni siquiera para que tengamos cuidado”, contó. Además aseguró que teme por su vida, ya que el femicida de su mamá la amenazó de muerte en varias oportunidades. “Quisimos hacer una perimetral, por mis hermanos menores, pero nos dicen que tenemos que esperar para que actúen, o sea que tiene que agredir a uno de nosotros o matar a alguien más de la familia para que la justicia pueda hacer algo”, detalló en declaraciones al diario Tiempo Sur.

Como toda violencia doméstica, el femicidio fue el final de un cúmulo de actos violentos de los que Yaela fue testigo: “Siempre era abusivo con ella, le pegaba, anteriormente ya la había secuestrado en un hotel, intentó matarla, una vez la quiso prender fuego y la agarró a los tiros adentro de la casa en frente mío y de mis hermanos”. 

En medio del temor de lo que puede pasar con la salida de Bosso, la hija de la víctima convive con el dolor. “Ya nada fue lo mismo. Quedamos todos con mi abuela que cobra la Asignación Universal. Quedó un dolor muy grande en la familia. Todos los 6 era un día muy triste hasta que nació mi nena, en la misma fecha que desapareció mi mamá, y con tres minutos de diferencia. Pensamos que ella nos la mandó para que dejemos de estar tristes, pero ahora tenemos terror”, explicó Yaela.

Fuente: Clarín 

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