Nahir Galarza realizó dos presentaciones ante la Fiscalía en un mismo día. En la primera se le recibió declaración en calidad de testigo y en la segunda como imputada. En esa última relató la forma en que mató a Fernando Pastorizzo y para despejar cualquier duda de que pudiera estar encubriendo a otra persona, le demostró a Rondoni Caffa que sabía manejar y cargar la pistola de su padre.
ElDía tuvo acceso a las declaraciones de la joven y en la primera de ellas, cuando testifica que tomó conocimiento del crimen a través de Silvia Mantegazza, la madre de la víctima, queda en evidencia su intención de desviar la investigación. Esta declaración ocurrió a las 10, y para ese horario ella ya sabía que el arma homicida pertenecía a un policía.
“El arma con la que lo mataron era de policía y yo sé que Fernando tenía un compañero de la escuela que tenía el papá o un tío, o un pariente, que era policía”, manifestó en su primera aparición ante el Fiscal, cinco horas después de cometido el crimen.
También dijo: “Yo sé que lo encontraron por la Del Valle derecho, y conmigo nunca agarró por ese camino por donde lo encontraron”. Además, y para evitar que la pudieran identificar por alguna cámara, ella se describió a sí misma cómo estaba vestida la última vez que había estado con Fernando Pastorizzo: “Tenía una musculosa gris y el short que tengo puesto ahora que es de jeans clarito. Y desde la casa de él a mi casa me volví con una campera de color bordó”.
Doce horas después de su primera declaración, la historia cambió para Nahir Galarza y para esa altura ya era la principal sospechosa. En esta segunda entrevista no tuvo otra alternativa que contar la verdad y se adjudicó la autoría del crimen.
En esta declaración de imputado describió detalladamente cómo ocurrieron los hechos, pero esta vez – y ya acompañada de su abogado – quedó marcada la posición que iba a adoptar la defensa de cara al juicio. Lo primero que dijo fue negar la relación de pareja con Pastorizzo: “Estuvimos un par de años juntos, pero nos peleamos, nos dejábamos unos días, y así, cada uno hacía lo suyo y habíamos quedado que no nos íbamos a ver y hablar más”.
Para evidenciar esto que decía, aportó un elemento de poca validez probatoria. Entregó un sobre rojo que tenía su nombre en el frente y que contenía una carta de supuesta autoría de Fernando donde se exponía el fin de la relación.
Por último, y luego de hacer la crónica de la muerte, relató que dejó la escena del crimen y tras dar una vuelta a la manzana se fue caminando a su casa, “dejé el arma en su lugar sin que mi padre se diera cuenta y me fui a acostar”.
Para tratar de confirmar que todo lo que decía era real, que ella sabía accionar una pistola y despejar la posibilidad de que pudiera encubrir a otra persona, Nahir Galarza contó cómo cargó la 9mm de su padre: “se saca primero el seguro y luego se agarra arriba, se tira para atrás y se suelta, y con eso está lista el arma”.
El primer disparo habría sido letal
Nahir Galarza confesó que fue ella quien ejecutó las dos detonaciones sobre el cuerpo de Fernando Pastorizzo y si bien aún se esperan los resultados finales de la autopsia, las lesiones que ocasionó el primer disparo habrían sido letales.
Cuando se ejecutó por segunda vez el arma, la víctima aún se encontraba con vida, pero las lesiones internas que originó el primer disparo eran irreversibles. Según se detalla en la causa a la que accedió ElDía, y conforme al informe autópsico preliminar, la primera bala originó una lesión bronco pulmonar; y ambos disparos produjeron orificios de entrada y salida.
