martes, 7 de julio de 2015
16:45
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La idea de Marcelo era una sola el domingo 23 de octubre de 1994: ir a votar y comer un asado en la chacra familiar de Plottier, Neuquén, lo que cualquier joven de 30 haría un domingo así. Pero un accidente no se lo permitió. Su moto embistió un auto en la ruta y sufrió traumatismo encefalocraneano severo, politraumatismos graves y epilepsia postraumática.
Logró despertar del coma inducido poco después. Era capaz de pestañear para comunicarse mediante un simple "sí" o "no". Podía leer, señalar con la mirada. Lo peor estaba por llegar.
Antes de ser trasladado a terapia intermedia, un virus intrahospitalario lo llevó a su estado vegetativo permanente actual. Los tratamientos en la Fundación Favaloro, la clínica Bazterrica y ALPI no dieron resultado.
Los padres de Marcelo decidieron cuidarlo ellos mismos y montaron un cuarto especial en su casa. Los años pasaron y la pareja murió.
Andrea y Adriana, sus hermanas, fueron desde ese momento las encargadas de tomar la decisión. "No escucha, no ve, no entiende, no responde a ningún estímulo concreto", dijeron en reiteradas oportunidades para reclamar la muerte digna para su hermano.
Los profesionales que atendían negaron el pedido, por lo que las hermanas recurrieron a la Justicia en 2009 para que autorizaran el retiro de toda medida de soporte vital y que no se le practicaran acciones invasivas para que Marcelo pudiera finalmente descansar.
Los numerosos comités médicos que revisaron el caso de Marcelo dijeron que su estado era irreversible, pero una jueza rechazó el pedido de las hermanas.
"Su cuerpo no exhibe el deterioro propio de alguien que va directamente a una muerte natural. Así lo comprobé personalmente", dijo la jueza Beatriz Giménez al negar el pedido.
"Marcelo no hubiera querido esto, déjenlo ir", se convirtió en una frase que sonó por años en los medios hasta convertirse además en un grupo de Facebook desde donde cientos de personas debaten no solo la situación de Marcelo sino también la de muchas otras personas alrededor del mundo. A más de 20 años del accidente, la Corte Suprema decidió que el pedido de Andrea y Adriana era válido.
En diálogo con el canal TN, el abogado de la familia, Lucas Pica, recordó que "durante años se luchó con los mejores especialiatas, estuvo internado en la Fundación Favaloro, trajeron a los mejores y más reconocidos especialistas de afuera del país para tratar de encontrar una respuesta del físico de Marcelo, que nunca llegó".
Incluso, recordó que "murieron sus padres de tristeza, por tratar de traer a Marcelo a la vida. Las hermanas vinieron a verme al estudio y hay una frase desde ese primer momento que me quedó marcada. 'Doctor, a nuestro hermano lo perdimos, lo que queremos es despedirlo como él vivió, con dignidad'".
Fuente: Infobae