jueves, 21 de mayo de 2015
10:43
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Según consigna Clarín que estuvo con él y su familia en la que viven, en Pablo Podestá, el chico, que hoy tiene once años y cursa sexto grado, es cuidado por su tía Aldana -a la que le dice" má"- y los hijos de ella son para él sus hermanos.
"¿Todo esto es por mí? Me da vergüenza", le dijo el chico a su tía al ver que en los noticieros hablaban del ataque sexual y del fallo de los camaristas de Casación Horacio Piombo y Sal Llargués que redujeron la pena del violador de seis años a tres años y dos meses por considerar que "ya había sido ultrajado por su padre" (no fue comprobado) y "había sido acostumbrado a situaciones de travestismo".
Hace dos días, desde que cobró notoriedad pública el caso por el polémico fallo de los jueces, el chico no va al colegio. Su madrina tiene miedo que sus compañeros se burlen de él y trata de protegerlo.
El nene tiene un padre biológico que pasó 30 años preso y una madre que huyó después de que su pareja le diera una paliza feroz. "Al principio, cuando pudo contar el abuso, se ponía muy mal: se hacía pis, no quería jugar a la pelota, se enojaba y revoleaba las cosas, no quería salir a jugar a la vereda. Pero era más vergüenza que otra cosa, se había enterado todo el barrio", dijo Aldana.
"Cuando él decía que tenía miedo de cruzárselo, le decíamos 'tranquilo, está preso, no va a volver más'. Y él se calmaba. Y de repente nos venimos a enterar que hacía un año que estaba libre, viviendo a cuatro cuadras de casa, y nosotros no lo sabíamos", se indigna.
Aldana sueña con que su hijo adoptivo, el proceso está en tramite, tenga una vida normal, pero confiesa que tiene "miedo". "Yo no lo dejo que esté con ningún desconocido, no dejo que se le acerque nadie. Va de la escuela a casa. Y a las 9 de la noche, todo el mundo a la cama", cuenta.
Fuente: La Nación