domingo, 17 de mayo de 2015
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El fondo contempla la distribución entre las provincias de un 30 por ciento de las retenciones a las exportaciones de soja que percibe el Estado nacional en cualquiera de sus variedades y derivados. Se distribuye de manera diaria y automática entre todas las jurisdicciones de acuerdo con los coeficientes que define la ley de coparticipación.
En el primer cuatrimestre de 2014, el FFS sumó más de 4.931 millones de pesos, mientras que en el mismo período de este año el número bajó hasta los 3.760 millones de pesos, 23,7 por ciento menos. Pero la crisis se agudizó en el último tiempo: sólo el mes pasado las provincias recibieron 1.215 millones menos. En la comparación con el mismo mes de 2014, la caída fue superior a 36 por ciento.
Si a esa caída se le suman los efectos de la inflación, en torno al 30 por ciento en los últimos 12 meses, según las consultoras privadas, el rendimiento del fondo es aún peor.
El FFS explica entre el uno y el dos por ciento de los presupuestos de las gobernaciones. Su reducción implica un revés a sectores sensibles de las economías provinciales, ya que sus recursos tienen una afectación muy específica habitualmente destinada a la mejora de la infraestructura sanitaria, educativa, de hospitales, de vivienda o rutas. En cambio, su ley de creación establece que no se puede utilizar para gastos corrientes, como el pago de salarios.
"El fondo de la soja ha adquirido relevancia en las provincias. Esto es así porque muchas jurisdicciones, a partir de él, redujeron los aportes de rentas generales que destinaban a obras públicas y los sustituyeron por este fondo. La misma situación se dio en los municipios", explicó Walter Agosto, exministro de Hacienda de Santa Fe y exdiputado nacional (Partido Justicialista).
La soja vale menos
Según los especialistas, los precios son los grandes responsables de la menor cosecha fiscal de las provincias, antes que una menor producción.
De acuerdo con los valores que publicó el Ministerio de Agricultura, medidos en toneladas, el poroto de soja, el aceite y la harina costaban 526, 879 y 517 dólares (precios FOB) el 6 de abril de 2014. El mismo día de este año, en cambio, habían caído a 372, 656 y 361 dólares, con bajas que van del 25 al 30,2 por ciento.
Eso se trasladó a los números de exportaciones. Un ejemplo: bajo el rubro "harina y pellets de la extracción de aceite de soja" (el mayor rubro derivado de ese cultivo) se hicieron exportaciones en el primer trimestre del año pasado por 2.147 millones de dólares. En los primeros tres meses de este año, en cambio, esa cifra cayó hasta los 1.936 millones de dólares. Mientras que la liquidación de divisas vinculada con la producción de oleaginosas y cereales fue de 5.632 millones de dólares hasta abril, en comparación con los 7.805 millones del mismo período del año pasado.
En cambio, la producción marcha. Es difícil que el país exporte en este ciclo comercial menos que el año pasado, debido a que la cosecha de soja que se está terminando de recolectar en estos días apunta a los 59 millones de toneladas, según Agricultura. Ese número está 10,5 por ciento por encima de los 53,4 millones de la campaña 2013/2014.
Agosto suma otros motivos para explicar la caída de los montos en pesos. Entre ellos, la tasa de devaluación de este año, que "es sustancialmente inferior a la de 2014 (hubo una devaluación superior al 20 por ciento en enero). Eso implica que las retenciones en dólares, al convertirse a pesos, experimentan un ritmo de crecimiento menor". Y recuerda el menor ritmo de liquidación de divisas por parte de los exportadores en el primer cuatrimestre.
Fuente: APFDigital.