El final de una historia

Murió el perro que vivió nueve años cerca de la tumba de su dueño

Collie llegó al cementerio de La Piedad en Rosario cuando sepultaron a su dueño y de ahí no se fue nunca más. El lunes el perrito murió tras una insuficiencia renal.
miércoles, 22 de enero de 2014 11:25
miércoles, 22 de enero de 2014 11:25
Se hizo famoso cuando fue tapa de La Capital, aunque ya muchos lo conocían. Collie, el perro del cementerio La Piedad, fue protagonista de una historia de fidelidad impresionante. Desde hace nueve años no se movía de allí, donde llegó el día en que sepultaron a su dueño. Sin embargo, el paso del tiempo y el hecho de vivir deambulando, le jugaron una mala pasada: tras ser internado en una veterinaria, falleció ayer a la mañana.

Un día antes, un grupo de proteccionistas pedía ayuda a través de las redes para ocuparse de su salud. Es que había sido encontrado aullando de dolor. Por eso, algunas personas se comunicaron con el Instituto Municipal de Salud Animal (Imusa) para que fueran a retirarlo de la necrópolis. Según se supo, la repartición municipal tenía un inconveniente con los traslados, por lo que se activó la red de contactos de quienes velan por los animales de La Piedad y dieron con el veterinario Federico Bonino. El especialista llegó hasta el lugar y, de inmediato, decidió internarlo.

Cerca del mediodía del lunes, Bonino llegó tras el llamado de Marisa, integrante de una agrupación proteccionista. El perro "estaba en muy mal estado, deshidratado", dijo el veterinario quien, una vez en la clínica, detectó que tenía una insuficiencia renal grave que evidentemente fue avanzando con el tiempo sin ser detectada a tiempo.

Si bien recibió todos los cuidados, Collie hizo dos convulsiones durane la noche y falleció al día siguiente. "Al menos pudimos hidratarlo y compensarlo, por lo que tuvo una muerte con dignidad", expresó Bonino compungido.

Es posible que los últimos días de calor hayan agravado el estado del perro que tendría entre 12 y 14 años. Al cierre de esta edición, se esperaba que referentes del cementerio fueran al centro de salud animal para llevarlo al mismo lugar donde vivió en los últimos tiempos.

Collie había llegado a La Piedad hace unos nueve años, el mismo día en que enterraron a su amo. Esa noche se quedó junto a la tumba y al día siguiente, cuando los familiares fueron por él, no hubo forma de llevarlo. Hubo unos días de pausa y regresaron, en este caso con una soga. No obstante, eso fue en vano.

Siempre volvía. Dicen que al dueño lo cremaron y que eso lo desorientó, aunque Collie seguía yendo al sector donde comenzó la historia y el resto del tiempo se quedaba cerca de las oficinas de entrada, el mismo sector donde ayer todos lamentaron su partida.

Fuente: La Capital

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