Fin de la historia

¡El triste final de la novia de Chuky! Quemaron en Mendoza a la muñeca "poseida"

Una familia la encontró en un basural y la quiso restaurar pero comenzó a advertir que estaba poseida y que emitía una voz distorcionada. Después fue arrojada en un lugar pero fue rescatada y colocada en la plaza. Finalmente una vecina decidió quemarla aseguran.
jueves, 2 de enero de 2014 06:41
jueves, 2 de enero de 2014 06:41
El hallazgo de una muñeca que hablaba en un basural había conmocionado a la localidad de San Carlos y se había transformado en el tema de conversación de los mendocinos. Según pública Diario Los Andes se habría develado el misterio de la muñeca parlante. Habló una vecina de la señora que la encontró en el basural y a quien le trastornó la vida en unos pocos días, aunque ahora dice extrañarla. ¿Cuál fue el final? Una sancarlina muy creyente -invocando la voluntad del Señor- irrumpió días atrás en plena exposición del juguete en la plaza de la villa cabecera, la metió en una bolsa negra y la quemó en el fondo de su casa, relata la crónica publicada por el matutino mendocino.

Así parece haber llegado a su fin la historia que tuvo a maltraer a los habitantes de San Carlos. La muñeca cautivó con su brillante pelo rubio a una mujer de unos 75 años de la villa sancarlina, que había ido hasta La Salada a arrojar basura con su esposo. Ella acostumbra a reciclar objetos y embalsamar animales para un pequeño museo. Le pareció que -pese a la cicatriz- su rostro escondía una gran belleza detrás de las capas de tierra y se la llevó a su hogar. Entonces no imaginaba que su rutina se vería tan convulsionada.

María Elena Coronel, una periodista de San Carlos y vecina de la señora en cuestión, relató la historia que escuchó de boca de sus protagonistas. La primera vez que la imagen se comunicó fue tras haber sido lavada y puesta al sol para secarse. "Te quiero mamá”, expresó para sorpresa de su nueva dueña. Después anunció que se llamaba Sandrita, Paola y Fiorella. Hay quienes destacan que los tres nombres son una señal diabólica.

Dicen que el  juguete fue comprado por un señor de la zona para sus nietas en el vecino país de Chile, junto a dos muñecas más. Un accidente doméstico terminó por ‘tajearle’ el rostro al polémico juguete. Las tres estaban programadas para contestar veinte preguntas básicas, pero lo que siguió no parecía producto de un programador humano.

"Vámonos a vivir solas, mamá”, le decía a la mujer. Otro día, después de que ésta le cosiera un vestido con total dedicación y se lo colocara, le espetó: "Este vestido no me gusta”. Según sostiene Coronel, la familia comenzó a notar que cuando hablaba con la mujer, la muñeca manifestaba una voz algo más "distorsionada, como más ronca”.

Lo extraño -aún más todavía- fue que esta ama de casa empezó a depender del temible ‘chiche’. Lo llevaba, como si se tratara de su bebé, a realizar las compras o hacer trámites. Cuenta Coronel que cuando el esposo, un albañil de San Carlos, le aconsejó deshacerse de este objeto que sembraba temor entre los suyos, la muñeca le retrucó: "Vos callate”. Y luego, cuando una hija le repitió el consejo le dijo: "Sos una mala madre”.

Otro día anunció que les iba a cantar y, aunque probaron mil veces apagando el botón que tenía en su cuerpo, la macabra cantó casi una hora seguida. Era como si la lengua se le fuera soltando progresivamente y hasta generó estupor en unos mecánicos amigos cuando empezó a sacarles secretos. Siempre según el relato de la mujer, también se sentían olores nauseabundos y se perdían algunas cosas.

Esa misma hija fue la que le aconsejó ir a consultar a un cura. Así, llegó la confundida mujer hasta la parroquia de San Juan Bosco, en Eugenio Bustos. "Éstas no son buenas cosas”, dicen que sentenció el sacerdote, y enseguida le obsequió agua bendita para que le pusiera al juguete y luego lo devolviera al sitio donde fue hallado.

Así lo hizo y tras el ritual religioso, la macabra voz de la muñeca no se volvió a escuchar. Entonces, el matrimonio se encaminó en su vehículo hasta La Salada para enterrar allí el objeto junto con sus misterios y embrujos, si los hubiera. Según cuenta María Elena, en el trámite al auto se le rompieron los frenos y debieron enfrentar, como si fuera poco, una tormenta de viento y tierra.

Lo que siguió ya es conocido. Unos chicos, cautivados por el relato y el halo de misterio paranormal, fueron al basural y rescataron a la ‘muñeca brava’ para exponerla en la plaza y alimentar la batahola de rumores que se había apoderado de esta tranquila comunidad.

Aunque muchos amenazaron con quemarla, fue una mujer muy creyente de la villa sancarlina la que cumplió el cometido. "No es en estas cosas en las que hay que creer, sino en Dios”, exclamó, y se llevó el, para algunos, temible objeto al fondo de su casa, donde lo redujo a cenizas.

Fuente: Los Andes

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