jueves, 16 de enero de 2014
10:55
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La incertidumbre inflacionaria empujó a todo el sindicalismo a una postura más combativa. El bastión opositor, con Hugo Moyano a la cabeza , puso ayer un piso de 30% de aumento salarial. Por su parte, la CGT más cercana a la Casa Rosada le reclamó al Gobierno "una suba de emergencia" y la convocatoria urgente al Consejo del Salario para establecer reglas y acuerdos comunes rumbo a las paritarias.
A diferencia de otros años, los pedidos salariales esta vez no se distinguen entre sindicatos oficialistas y opositores. La reciente escalada de precios hizo coincidir a las cinco centrales obreras en que las paritarias de 2014 serán las más complicadas de la última década. Y entre ellas ya se habla de una suba de referencia común. Ese porcentaje oscilaría entre 25 y 30%, a tono con los índices anuales de inflación que midieron en forma independiente durante 2013.
"Si la inflación sigue subiendo, el piso para los reclamos de aumentos salariales en paritarias será de 30%. Ésa sería la base", dijo ayer Moyano, que avanza en una alianza político-sindical con Luis Barrionuevo, el líder de la CGT Azul y Blanca.
En la vereda de enfrente, la CGT oficialista de Antonio Caló pidió, antes de sentarse a negociar la suba de los sueldos, un pago extra por la inflación.
"Nos asombra la falta de reflejos del Gobierno ante la crecida de la inflación. Charlamos con muchos dirigentes y coincidimos en que hay que dar un aumento de emergencia que se replique en las jubilaciones y convocar cuanto antes al Consejo del Salario", señaló Héctor Daer, quien suele ser la voz y el rostro de la CGT oficialista.
Daer, que además es flamante diputado nacional del Frente Renovador que encabeza Sergio Massa, conversó la iniciativa con Caló y otros jerárquicos de la central oficialista como el taxista Omar Viviani y el mercantil Armando Cavalieri.
Puertas adentro, en la CGT de Caló, se debate sobre la cifra en la que debería acordarse una eventual suba de emergencia. "Podrían ser dos cuotas de 500 pesos y ver cómo incluirlas después en el sueldo básico", sugirió un sindicalista. Por ahora, orgánicamente, no habrá una definición, según averiguó LA NACION. Sin embargo, Caló ya les dio el visto bueno a sus colegas para que impulsen este tipo de acuerdos con las cámaras empresariales de sus respectivas áreas. Y él, por su parte, presionará para que el Gobierno convoque urgente a gremios y a empresarios para dar señales de certezas camino a las paritarias.
"Hay que darle un orden para establecer la cifra de negociación. Por eso planteamos discutir en serio la coyuntura que estamos atravesando. Si no, lo más fácil sería que cada uno pida el 40 por ciento o lo que quiera", dijo Daer, la semana pasada. Ayer, su postura era idéntica.
La CGT oficialista pidió hace unas semanas una audiencia con la Presidenta para plantear algunas de sus inquietudes. Cerca de Caló informaron anoche que no hay certezas de una posible reunión con Cristina Kirchner o con alguno de sus funcionarios.
Para los gremios más díscolos, la puja salarial es una ventana que les permite diferenciarse de sus competidores. Por eso, Barrionuevo y su tropa de 27 gremios que integran la CGT Azul y Blanca anticiparon que sus reclamos irán entre el 30 y el 35%, según anunció el jefe de los gastronómicos. Subieron sus pretensiones, sea viable o no este tipo de aumento.
"La inflación le está comiendo el dinero a la gente. El que tiene plata pierde el poder adquisitivo del salario y el que no tiene va camino a la pobreza. El Gobierno no nos debe discriminar entre titulares y suplentes y debería convocar a todo el gremialismo", dijo a LA NACION el barrionuevista Carlos Acuña, referente del personal de estaciones de servicio.
El panorama en las dos vertientes de la CTA no difiere demasiado del de las tres CGT. El bastión kirchnerista rompió su pasividad al advertir, a través de su jefe, Hugo Yasky, que "la inflación se aceleró muchísimo". El docente, además, encendió una luz de alarma: "Nosotros manejamos una inflación anual del 25,6% para 2013. Reconocemos que en los últimos meses se aceleró muchísimo y hay que intentar quebrar esa tendencia, porque si esto se sigue incrementando vamos a llegar a cifras más altas".
La CTA disidente que lidera Pablo Micheli ya fijó un piso entre el 30 y el 35%. Esta referencia será la que tomarán las dependencias estatales de ATE en diferentes provincias. "Hay una gran decisión de los trabajadores de discutir salarios por encima de la inflación y abrir la discusión paritaria en más de una oportunidad en el año. Esto va a traer aparejado un cambio de posición este año respecto de otros", dijo ayerMicheli.
Y en tren de continuar con su postura más combativa, remarcó que su central "está dispuesta a estar en la calle todo el tiempo que sea necesario". E insistió en continuar con "la unidad en la acción" que construyó con la CGT de Moyano.
En medio de la incertidumbre inflacionaria, será clave la paritaria nacional docente, que sirve de referencia para las subas en las provincias. El Estado, en su rol de empleador, deberá mostrar su capacidad de negociación y evitar un desborde, como sucedió con los policías.
Fuente: La Nación