sábado, 8 de junio de 2013
22:21
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El presidente de la entidad, monseñor Oscar Ojea, recibió a Infobae en la sede de Cáritas y se mostró preocupado el surgimiento de "pobrezas nuevas", como las adicciones, a las que calificó como "problemas nacionales" que llegan a poner en "riesgo la paz social". "Son jovenes sin horizonte, sin futuro, con una movilidad social estancada", caracterizó.
Pese al panorama desalentador, el prelado confía en la creación de una conciencia pública orientada hacia el otro y en la "explosión de solidaridad" de la juventud, que protagonizó las jornadas de asistencia a los damnificados durante las inundaciones de La Plata.
- ¿En qué consiste la colecta anual de Caritas?
- Se hace todos los años y esta vez nos toca este fin de semana, el 8 y 9 de junio con el lema Apuntamos Alto, Pobreza Cero. Es un llamado a la excelencia, queremos lo mejor para nuestros hermanos más carenciados. Siendo párroco tenía un hogar para ambulantes y procurábamos tener las sabanas limpias, la mejor alimentación, la mejor ropa. Decía un gran escritor, Marcel Proust, que el amor es puro detalle. El amor se manifiesta en la atención personal, dedicada a la necesidad de cada persona. "Apuntar alto" es apuntar a lo mejor que podamos, sobre todo los cristianos que por la fe vemos a Cristo en el hermano. Y "pobreza cero" porque es el sueño de todo argentino, vivir en un país de auténtica igualdad. Tenemos todo lo necesario para que este sueño se cristalice algún día.
- ¿Qué balance hacen de las experiencias anteriores?
- Las colectas deben tener más de 30 años. El resultado es haber creado una conciencia pública para todos los hermanos, más allá de los que acuden a los templos. Este fin de semana, ustedes van a ver a muchos con alcancías, llamando al corazón de nuestro pueblo a hacer un aporte solidario con los más necesitados. Y venimos de un hecho fundamental, más allá de las inundaciones que nos ha traído el drama de La Plata y el Gran Buenos Aires. Tuvimos una explosión de solidaridad: hemos trabajado de modo extraordinario junto a muchísimos jóvenes, tanto de Caritas como de otras ONG, en los días posteriores a las inundaciones, con mucho fervor patriótico.
- Usted comentó que hace 60 años existe Caritas. Pero también desde hace mucho tiempo que existe la pobreza. Tomando estos dos elementos, ¿qué análisis hacen de las colectas en esta situación? ¿Son un paliativo?
- Los argentinos nos hemos movido generalmente con movimientos pendulares, tanto políticos como económico-sociales. Apoyamos las Asignaciones Universales por Hijo (AUH) y creemos que esto ha traído un mayor ingreso a la escolaridad y al sistema de salud de muchísimos pobres. Al mismo tiempo, hubo una política en relación a los comedores que hizo posible que estos hermanos pudieran comer en familia.
Sin embargo, tenemos datos de una vuelta en el crecimiento de los comedores en ciertas zonas del país, donde existen bolsones importantes de pobreza extrema. Estamos abocados a pobrezas nuevas que empiezan a surgir, como las adicciones. En estos últimos años, muchísimos jóvenes están sin horizonte, sin futuro, con una movilidad social estancada. En el GBA están cautivos de la droga, lo que crea ámbitos de pereza, sin modelos de trabajo. Estamos preocupadísimos. Nuestras Cáritas tienen presencia en la contención de los chicos que salen de los colegios. Pero es fundamental crear la conciencia de que estamos delante de un problema nacional. Si no buscamos la manera para salir de esta situación, yo pienso que va a estar en riesgo la paz social.
Una colecta tiene ayudas puntuales. Nosotros tenemos proyectos educacionales, de emergencia, economía solidaria, y todo eso se da efectivamente. Pero, al mismo tiempo, buscamos la creación de una conciencia nueva.
- ¿Cómo se distribuye lo recaudado?
- La tercera parte de lo recaudado está dirigida a las parroquias, y queda a cada comunidad para los proyectos inmediatos locales. La otra tercera parte es para la comisión diocesana de Caritas, que a través de los obispos y de la comisión se ven las necesidades del lugar. Y la última parte es para los proyectos de la comisión nacional, los cuales algunos están convenidos con el gobierno nacional. Por ejemplo, nosotros tenemos actualmente en proyecto 1160 construcciones de viviendas. Colaboramos en la organización comunitaria para que el trabajo de autogestión sea posible.
- La distribución de estos recursos recolectados, ¿Son sólo para beneficio de la comunidad o también se destinan para el sustento de la Iglesia?
- Todos los aportes son para beneficio de la comunidad. Cada párroco sabe que la colecta de Caritas está destinada a los más pobres de su diócesis, a los de la parroquia, y a los de la Nación. Tenemos conciencia, transparencia y credibilidad en nuestra historia, que es larga.
- En politicas sociales, recién señaló algunos puntos favorables que le reconoció al Gobierno, como la implementación de la AUH. ¿Qué análisis hace de la situación actual? La Iglesia ha tenido una posición muy clara con respecto a la pobreza...
- Hace falta mucho. Creo que esa frase del papa Francisco, que en el país “hay pobres y excluidos cuente quien los cuente”, es contundente y de sentido común. Lo que buscamos en este tiempo es destacar a importancia de las ONG que trabajan al servicio del bien común. Creemos en la posibilidad de que a partir de las autonomías locales se vayan gestando gestos de solidaridad concretos dentro de la propia comunidad. Esto permite un trabajo cuerpo a cuerpo, que generalmente el trabajo político no lo tiene o le falta. Vemos al trabajo político muy en el discurso, aunque no hablo de la gestión. En cambio, aquellos que de alguna manera a través de una cierta capilaridad podemos llegar a un trabajo cuerpo a cuerpo somos quienes estamos en las Cáritas, en otras iglesias y asociaciones intermedias. Es muy importante la conciencia que crea Cáritas en el hecho de la proximidad; la importancia es "quien está al lado de”, no de quien “está hablando de” los pobres.
- La Iglesia reivindica este trabajo comunitario como forma aumentar la conciencia solidaria a fin de contener situaciones extremas, ¿no debería hacer foco también en organizar a la gente para impulsar políticas distribucionistas que se orienten a terminar con la pobreza, tratándose de un fenómeno económico estructural?
- Nosotros hacemos dentro de lo que podemos, estamos más en lo inmediato de los más necesitados. Lo que queremos es generar un clima de diálogo en el país para traer los problemas y resolverlos juntos. Pensamos que hay algunos problemas como las adicciones que son nacionales, no son de ningún gobierno ni ningún partido político. Si no los enfrentamos de un modo común, va a ser imposible resolverlos. Estamos dispuestos a conversar con todos para poner nuestro granito de arena como católicos en un país que es plural.
- Mucha gente apoya a colectas o donaciones en situaciones de urgencia, pero a lo largo de todo el año tiene pequeños egoísmos que no condicen con esa “explosión de solidaridad”…
- Estamos viviendo en una cultura fuertemente individualista, eso es innegable. Pero me parece que hay que ver algunos signos en nuestro país. En este momento en La Plata se está trabajando en el día después de las inundaciones. Tal vez, los argentinos tenemos una gran generosidad de corazón y vamos directamente a la ayuda, que es muy emotiva y sensible. En esta “movida”, además del entusiasmo generado por el Papa argentino, creo que había una cantidad de jóvenes impresionante. El hecho de que se comprometan más es algo altamente prometedor.
Fuente. InfoBae