De soberana a mendiga

En Mendoza, una Virreina de la Vendimia terminó comida por sus perros

La Virreina de la Vendimia de 1952 falleció el martes, al parecer por causas naturales. Sus perros habían comido parte del cadáver.
domingo, 30 de junio de 2013 11:45
domingo, 30 de junio de 2013 11:45
El martes pasado, los medios de Mendoza arrojaban una noticia con tres datos básicos: "Murió una mujer de 90 años comida por sus perros".

De los tres datos uno era falso, otro desvalorizado y el restante cierto. Ya que la mujer tenía en realidad 81 años y no era una señora cualquiera porque había sido Virreina de la Vendimia en 1952; mientras que la información cierta era que sus perros habían comido parte de su cuerpo cuando ella falleció en su humilde casa de Julio A. Roca al 6300 de Buena Nueva, frente al cementerio de Guaymallén. Se llamaba Amalia Muñoz.


Los últimos 25 años de su vida Amalia los vivió prácticamente como una indigente. En otra casa igualmente pobre y dentro de su misma propiedad moraba Juan Carlos Núñez, su sobrino, quien la encontró muerta después de dos días sin saber nada de su tía.

Es curioso que varios de sus vecinos de mucho tiempo no sabían o no estaban al tanto de que la señora hace 61 años había formado parte del concurso de belleza más anhelado por las mujeres de esta provincia, según publica Diario Los Andes.

O a Amalia le daba vergüenza reconocer que alguna vez una corona vendimial se había posado sobre su cabeza; o ya de grande presentía que nadie la iba a vincular con el glamour de soberana porque su deterioro físico, a fuerza de trabajar todo el día en calidad de cuidadora de autos del cementerio de Guaymallén, la alejaban de la idea de belleza que se tiene de esas reinas. Clide Merten, una de las vecinas más antiguas de esa extensa cuadra de calle Julio A.

Roca frente al cementerio no daba crédito a la noticia: "¡¿Reina de la Vendimia?! No creo. Recuerdo perfectamente a la Reina de 1952, que se llamaba Francisca Jahan, pero no estoy segura de que Amalia haya sido la virreina".

Los lugareños de esa zona de Buena Nueva (sitio donde casi todos se conocen ya que viven allí desde hace muchísimo tiempo; una cuadra plagada de casas bajas, puestos de floristas y pequeños comercios), la recuerdan con una mezcla de cariño y compasión. "A la Amalia hace años que la conozco -cuenta la florista María Ester González (71)- y si bien alguna vez escuché esa historia de que fue Virreina, nunca nos quedó del todo claro. Era una mujer muy conocida por acá. Vivía en esa (su) casa desde que era chica; en esa misma casa se casó. Siempre llevaba allí perros que encontraba en la calle. Acá dicen que llegó a tener 27 perros viviendo con ella; y fíjese cómo le pagaron esos animales..."

Otros vecinos que tuvieron que hacer las veces de historiadores improvisados para este artículo indicaron que Amalia llegó a esa casa de Roca 6391 de Guaymallén con sus padres, que habían vendido una propiedad en calle Tirasso para comprar el predio donde hasta hace poco vivió la ex Virreina. Allí construyeron dos casas de adobe, que para la década de los '50 deben haber estado bien. Hoy las dos viviendas lucen penosamente: los adobes están a la vista, el piso es de pura tierra y los techos están cubiertos con nylon negro. Allí sobran los perros.

"Se casó en 1958 con un empleado de Vialidad provincial y vivieron en la primera casa de adobe que había en el terreno. No le fue bien con el matrimonio; se separó y nunca fue madre. En 1970, su esposo, que padecía una demencia, murió atropellado por un auto en la zona de El Challao, cuando en ese lugar todos los caminos eran de tierra", cuenta Juan Pavón, quien vive desde 1952 en la casa contigua a la de Amalia.

Quien sí sabía de la condición de ex soberana de Amalia era Ángeles Muñoz, su sobrina, una mujer que es empleada de la Municipalidad de Guaymallén. Bastante molesta, la mujer dijo a este diario que "por más que el municipio la quiso ayudar en más de una oportunidad para que dejara esta casa, ella nunca quiso; quería estar con sus perros, y si se iba de acá sabía que los perdía".

La mujer estaba a cargo de recibir las pensiones de su tía Virreina. "Acá llegaban todos los años cartas de invitación de agrupaciones de ex Reinas o Virreinas y del municipio para invitarla a eventos, pero nunca fue: estaba hecha un cachivache como para llevarla", cuenta la mujer.

Algo de razón tiene: Amalia lucía mucho más anciana de lo que era; caminaba lento y con dificultad, ayudada por un bastón baqueteado; su columna vertebral ya era una "C" perfecta y los más de sus dientes habían abandonado su otrora sonrisa vendimial, según explican quienes la vieron hasta no hace demasiado cuidar coches de gente que iba al cementerio.

 

La condición de extrema pobreza en la que vivía Amalia fue reflejada por los policías de la seccional 9 el martes pasado, cuando fueron al lugar a raíz de la denuncia de Núñez. Los efectivos escribieron en su informe, textual: "Lugar del hecho: Julio A. Roca 6391, Gllén. Breve reseña: se encontraba la moradora fallecida. Se constata que se trata de una femenino tirada en el piso, indigente. Por manifestaciones de vecinos se llamaría Amalia Muñoz, la cual se encontraba sin signos vitales y con parte de la cara comida por los canes que convivían con ella. Interviene Oficina Fiscal 9 de Cría. 9º.

PD: A esta altura se constata que la mujer vivía sola en la vivienda junto a 5 canes; además la vivienda tiene una cadena y candado por dentro, como así no existen indicios de violencia física y el lugar se encuentra intacto. Un sobrino de ésta es quien la observa a través de la ventana tendida en el piso; al parecer la causa de la muerte sería como consecuencia de un paro cardio respiratorio".

En la Oficina Fiscal 9 tampoco creyeron mucho en el pasado soberano de Muñoz; una de las ayudantes de fiscal que estuvo presente en la casa donde apareció muerta la Virreina, dijo a este diario ese mismo día: "No creo que haya sido Virreina esa mujer. Vivía en un estado de indigencia total. Además, las ex Reinas o Virreinas siempre tienen cuadros o elementos que hacen referencia a eso; en la casa de la víctima no había nada de eso", le dijo la chica a Los Andes. La chica no sabía que hace tres navidades, parte de la morada de Amalia se incendió y el fuego se llevó todos los recortes y diplomas que ella atesoraba, de acuerdo con lo que indicaron los lugareños.

Felicia, una de las vecinas más jóvenes de esa cuadra de Julio A. Roca, lleva más de 10 años viviendo allí. Y obviamente conocía a Amalia. "Hace poco la vi sentada con sus perros mientras cuidaba autos y nos pusimos a charlar". '¿Sabe m'hijita que yo fui Virreina de la Vendimia?', le decía mientras estiraba la palma de su mano temblorosa para recibir las monedas que le daban los automovilistas. 'Claro, claro, Amalia', le contesté. Después me fui y esa noche le dije a mi marido: 'Sabés que creo que Amalia no está bien de la cabeza, me dijo que había sido Virreina de la Vendimia'. Ahora veo que era verdad; no lo puedo cree

Fuente: Los Andes

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