Cuando se conoció la noticia de que la presidenta Cristina Fernández estaba delicada de salud y tenía un hematoma que la llevaría a estar 30 días en reposo, alejada del poder, su hijo Máximo Kirchner voló de inmediato a Capital Federal para estar al lado de ella. Una vez que llegó a Olivos no se separó de ella en ningún instante y ahora, en el momento que tuvo que ser intervenida, permaneció a pocos metros del quirófano aguardando su salida. De igual manera lo hizo su hija Florencia y la madre de Cristina quien se la vio muy angustiada.
Según informaron desde la clínica Favaloro, la primera mandataria nacional ingresó al quirófano a las 7.35 y se esperaba que la operación durara alrededor de 90 minutos. La misma fue considerada de bajo riesgo y estuvo en manos del especialista Cristian Fuster (40), un cirujano de la columna endoscópica que lleva 14 años de trayectoria.
De acuerdo a lo señalado el lunes en un comunicado firmado por la Fundación Favaloro, la jefa de Estado "presentó el domingo 6 de octubre a las 19:30 hs una sensación de 'hormigueo' en su brazo izquierdo”, por lo cual el equipo médico de la fundación se presentó en la residencia de Olivos para realizarle estudios. A partir de un examen físico-neurológico, se constató "una transitoria y leve pérdida de la fuerza muscular del mismo miembro superior. Frente a dicho cuadro clínico, este equipo indica la intervención quirúrgica. La misma consiste básicamente en la evacuación quirúrgica de dicho hematoma. La intervención tendrá lugar el martes 8 de octubre de 2013 en horas de la mañana”.