El asesinato y violación de una monja en São João da Madeira, en el centro de Portugal, generó conmoción en ese país europeo.
Sor Maria Antónia, de 61 años, acercó en auto a un hombre a su casa y accedió a entrar para tomarse un café. Ya dentro, el femicida quiso tener sexo con ella, forcejearon, la estranguló y posteriormente mantuvo relaciones sexuales con el cadáver.
El presunto autor de los hechos, de 44 años, tiene antecedentes por violación, secuestro y tráfico de estupefacientes, y fue detenido horas después del asesinato de Sor Maria por la Policía.
Según medios locales, había salido de prisión tres meses antes y desde entonces ya había protagonizado dos intentos de violación.
A pesar de que días antes del crimen de la monja se emitió una orden de captura, las autoridades no lograron localizarlo y esto provocó fuertes críticas en Portugal, especialmente en la Iglesia.
"El sistema judicial falló por completo. Dando crédito a los periódicos, fueron precisos dos intentos de violación, junto a sus antecedentes criminales, para que se emitiese una orden de captura del criminal", escribió el martes obispo de Oporto, Manuel Linda.
Según el medio local DN, la autoridad eclesiástica también criticó a políticos, organizaciones de defensa de los derechos humanos y feministas, ya que "ninguno" condenó el acto porque, denunció, "las vidas pierden valor si se trata de personas unidas a la Iglesia".