La tranquilidad de Fawn River Township, en Michigan, se vio quebrada por el asesinato de Paulina Randol. La mujer murió de disparos de una escopeta y el principal sospechoso es su hijo menor adoptado, que actualmente se encuentra recluido en una detención juvenil.
El niño de 9 años ahora está siendo investigado por las autoridades para así develar sus “relaciones psiquiátricas”. Es que, según informaron los medios americanos, tiempo antes algunos familiares advirtieron la preocupación de la madre ya que pensaba su hijo podía ser “el próximo asesino en serie”.
La primera en notarlo fue la hija de Pauline, Reagan Martin. La joven recuerda que el pequeño arrastraba consigo varios traumas de su antiguo hogar y era irreverente con sus padres. Es por eso que especialistas le habían recetado sustancias psicoactivas.
Por otra parte, quien también habló fue el padre del menor, que contó que había una cita programada con una especialista pero que fue pospuesta en varias ocasiones por la escasez de recursos económicos de la familia y porque (además) el niño se rehusaba a asistir.
Finalmente, la situación derivó en una terrible tragedia, ya que el 6 de mayo pasado Paulina Randol fue encontrada sin signos vitales y con varias heridas de bala. Cuando llegaron los agentes del departamento policial, arrestaron al hijo menor de la familia.
Una vecina de la zona, Alecia Pieronski, comentó que el pequeño estudiaba en la Escuela Primaria Congress junto a su hija, a quien amenazó con hacerle daño con armas cortopunzantes de manera violenta. Frente a esta situación, la comunidad educativa brindaron capacitaciones en los colegios cercanos para prevenir a los docentes sobre posibles comportamientos extraños de los estudiantes. También se les informó el procedimiento necesario para solicitar el apoyo a una familia afectada.
Fuente: La Cien
