Una pareja iban con sus hijas a su casa en Escocia. El tráfico en hora pico era tan pesado que tardaron más de una hora en llegar. Cuando finalmente arribaron a su destino, sacaron a Malena (3 años) y Harper (3 meses) del auto. Sin embargo, vieron que la bebé se comportaba de forma rara. “Mi marido sacó a Harper de su silla y la puso sobre sus rodillas, pero parecía como si no estuviera cómoda, así que la acostamos en su cuna. Sin embargo, allí también parecía incómoda y seguía dando patadas”, explicó Kirsti Clark, la madre, a STV News.
Ante el malestar de la bebé, los padres trataron de reconfortarla. Cuando Christopher, el padre, la levantó de la cuna, Harper empezó a apretar la boca y expulsó espuma blanca por la nariz y la boca. De repente, ella arqueó su espalda y tiró su cabeza para atrás. La pareja rápidamente la subieron a ella y a Malena al auto para llevarla al hospital. “El viaje fue espantoso (…) Durante los cinco minutos que duró el trayecto, lo único que pensaba era que íbamos a perderla”, recordó la madre.
Al verla, los médico determinaron que tuvo una privación de oxígeno por estar sentada por dos horas en el auto. Cuando la sacaron del auto, la criatura recuperó la respiración y sufrió un shock. La bebé se recuperó rápidamente, pero los expertos le recomendaron a los padres que no la dejen sentada a la bebé por tanto tiempo en la sillita del auto. “Cuando los médicos nos dijeron que había sido la silla del coche lo que había provocado aquello, no podía creerlo. No podía entender por qué nadie nos lo había advertido nunca”, contó Kirsti.
A partir de está experiencia, la madre decidió compartirlo con el mundo para que no le pase a otras personas. “Es importante prestar atención a esto, no utilizar las sillitas si no estamos viajando, y seguir los criterios de seguridad de los expertos. Es horrible lo que tuvimos que vivir”, advirtió.
