En el 2012

Imputaron a Sarkozy por financiación ilegal de su campaña

Fue sometido a un interrogatorio de 12 horas por la justicia francesa. Esto dificulta el volver a aspirar la presidencia en 2017.
miércoles, 17 de febrero de 2016 08:15
miércoles, 17 de febrero de 2016 08:15
Sarkozy compareció por el "caso Bygmalion", escándalo que debe su nombre a una empresa que emitió falsas facturas por 18,5 millones de euros para que la Unión por un Movimiento Popular (UMP) -formación política ahora rebautizada Los Republicanos-, asumiera gastos que en verdad correspondían a la campaña.

Al término de un interrogatorio que se prolongó durante casi 12 horas, el político conservador fue declarado, además, "testigo asistido", una figura a medio camino entre la imputación y el simple testigo, por los cargos de "fraude, falsificación y abuso de confianza".

Aunque esto no signifique que Sarkozy vaya a ir necesariamente a juicio, sí implica que estará en el centro de una investigación judicial por varios meses o incluso años, lo que hará muy difícil que pueda competir en la elección interna por la candidatura presidencial de su partido, prevista para noviembre.

El abogado de Sarkozy, Thierry Herzog, aseguró a periodistas a la salida del interrogatorio que aunque tenía previsto presentar los recursos pertinentes, estaba satisfecho de que no lo hayan imputado por esos últimos cargos y no se haya manchado su nombre con esas prácticas.

Esta nueva imputación, que se suma a la recibida en julio de 2014 por "corrupción activa", "tráfico de influencias" y "encubrimiento de la violación del secreto profesional" en una causa sobre escuchas ilegales, es un escollo a sus intenciones de regresar al poder tras su paso por la presidencia entre 2007 y 2012.

Los jueces buscan ahora aclarar el papel que pudo tener en la elaboración de las falsas facturas.

Los magistrados sospechan que los responsables de la campaña crearon ese sistema fraudulento para cargar a la UMP parte de los gastos electorales con el objetivo de no superar los 22,5 millones permitidos por la ley.

Asimismo, durante la investigación, los magistrados descubrieron que 10 millones de euros de facturas electorales fueron pagadas por el partido y no por el equipo de campaña del candidato, por lo que el gasto total de la campaña se eleva a 28 millones de euros, según el diario Le Monde.

Sarkozy reiteró en diversas ocasiones que no había oído el nombre de Bygmalion hasta tiempo después de esa campaña en la que salió derrotado frente al socialista y actual presidente, Francois Hollande, y no pudo lograr la reelección.

En su defensa, alegó que en ese periodo él no se ocupaba de los detalles porque debía dedicarse a gobernar en tanto que presidente.

El escándalo se presentó al principio como un presunto desvío de fondos que afectaba a la dirección del partido, que se había hecho cargo de las sanciones de más de medio millón de euros impuestas por el Consejo Constitucional por sobrepasar ese tope legal.

Pero el caso dio un giro cuando, en mayo de 2014, el abogado del gabinete de comunicación, Patrick Maisonneuve, afirmó que la empresa había emitido las facturas para los actos de campaña de Sarkozy.

"Cuesta creerlo, y sin embargo, lo juro, es la estricta verdad: No sabía nada de esa compañía hasta que el escándalo estalló", insistió el ex presidente en su último libro, "La France pour la vie" (Francia por la vida), lanzado apenas el mes pasado.
Contra esa afirmación se pronunció uno de sus responsables de campaña, Jérome Lavrilleux, quien el pasado octubre afirmó que tanto Sarkozy como "toda la cadena de mando" conocían las irregularidades.

Junto a Lavrilleux hay otros 12 imputados en esta causa, entre ellos los directivos de Bygmalion, pero también varios del partido del antiguo jefe del Estado, como el ex director general Éric Cesari y otro responsable de campaña, Guillaume Lambert.

El pasado 8 de febrero, el entonces jefe de la formación conservadora, Jean-Francois Copé, quien dimitió por la polémica, compareció también ante los jueces de instrucción y fue declarado igualmente "testigo asistido".

Los medios se preguntan ahora cómo puede compaginar Sarkozy su estrategia política con dos imputaciones, pese a la presunción de inocencia, y en un momento en que su autoridad se ve contestada dentro del partido.

Pero sobre todo, las encuestas apuntan como favorito del partido conservador a su principal rival para las primarias de noviembre, el ex primer ministro y ex canciller Alain Juppé, quien se beneficia de un sensible avance en los sondeos de popularidad como de intención de voto de cara a la elección presidencial de abril de 2017.

Por eso, a pesar de que Sarkozy conserva un fuerte apoyo dentro de las filas de su partido, el político suscita un profundo rechazo en la mayoría de los franceses.

Este fin de semana Sarkozy buscó retomar el liderazgo de su formación de cara a la primaria, en la cual sus rivales, también figura el ex primer ministro Francois Fillon, perdieron el miedo a desafiarlo y criticarlo abiertamente.

De superar sus problemas con la justicia y a sus rivales en la primaria, Sarkozy podría tener que enfrentar en mayo de 2017 a la ultraderechista Marine Le Pen, amplia favorita para imponerse en la primera vuelta de la presidencial francesa, pero que perdería ante cualquier candidato en la segunda vuelta en mayo de ese año.

En octubre de 2013, Sarkozy se había convertido en el segundo presidente francés procesado -después de Jacques Chirac- acusado de haber aprovechado el estado senil de la millonaria Liliane Bettencourt (propietaria de L'Oreal) para obtener de ellas grandes donaciones, pero en 2014 fue sobreseído.


Fuente: Télam. 

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